Gustavo Pastorizzo perdió a su hijo, Fernando, en la horrorosa noche del 29 de diciembre de 2017. Al muchacho de 20 años le dieron dos balazos y la única acusada es su ex novia, Nahir Galarza, que este lunes comenzó a enfrentar el juicio que la puede condenar a perpetua.
En esa primera audiencia, Pastorizzo reveló que tuvo la premonición de que Fernando "iba a terminal mal". "En 2015 le pedí que cortara la relación", le dijo a la Justicia. “Desde hacía un año tenía un mal presentimiento. Sabía que le iba a pasar algo malo”, lamentó.
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"Era como que 'Nando', que estaba en paz, me quería llevar. Creo que hay un mensaje en ese sueño", dijo el padre.
Más tarde, en una entrevista con Infobae, el padre afirmó que solo soñó una vez con su fallecido hijo. Describió un lugar silencioso, lleno de árboles y arroyos y en el que también estaban los abuelos de Fernando: "Nunca estuve ahí, había una luz especial. Era un sitio rarísimo. No parecía ser el Paraíso. Pero era como que 'Nando', que estaba en paz, me quería llevar. Creo que hay un mensaje en ese sueño que necesito saber".
Violencia y desesperación
Como hizo en el juicio, el padre de Fernando aseguró que Nahir ejercía violencia en la pareja. "Que quede claro, por más que inventen que él la maltrataba. Ella no es ninguna víctima, está siendo juzgada por asesina. Además nunca hizo una denuncia contra mi hijo", recordó.
Además, enumeró los problemas de salud que sufría su hijo por la tormentosa relación: "Ella le hacía la vida imposible, le pegaba, lo manipulaba. Él no nos decía nada, era muy reservado, pero su cuerpo hablaba. Era deportista y tenía 20 años pero ya tenía presión alta, alergia y problemas en un riñón. Ella tiene que ser condenada a perpetua. Lo mató a sangre fría".
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"Me iba a tirar de un puente. Caminé decidido. Pero no sé cómo aparecí en la misma cuadra donde ella mató a Nando".
Por último Pastorizzo reconoció que el 1º de enero del 2016, a tres días del crimen, intentó suicidarse. "Me iba a tirar de un puente. Caminé decidido. Pero no sé cómo aparecí en la misma cuadra donde ella mató a Nando. Caí ahí increíblemente. Vi un charco en el que todavía quedaban manchas de sangre. Me tiré de rodillas, metí las manos en la sangre y en el barro y sentí algo que no puedo describir bien. Fue como si me hubieran inyectado una dosis de fe. Algo épico. Una creencia luminosa. Fui otro. Y me olvidé del puente", reconstruyó.
El círculo que le dio fuerzas para afrontar la pérdida se cerró de manera asombrosa: Gustavo será padre el 3 de enero, día en que la víctima del asesinato cumpliría años. "Si es varón, se va a llamar Fernando. Todo cierra de una manera milagrosa. Es como una señal que me envía Nando".