Desde marzo de 1976 a diciembre de 1978, La Perla fue el centro clandestino de detención, tortura y exterminio en la provincia de Córdoba. Funcionó bajo el control del Tercer Cuerpo de Ejército que era liderado por el militar genocida Luciano Benjamín Menéndez (falleció a los 90 años en 2018 con 13 condenas a prisión perpetua y miles de muertes en su historial).
Este 24 de marzo, en el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, se conmemoran los 45 años del Golpe de Estado que dio inicio a la última dictadura cívico-militar. Se trata de una de las etapas más oscuras de la historia argentina que dejó 30.000 detenidos desaparecidos víctimas del terrorismo de Estado.
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En un día que a los argentinos los vuelve a interpelar, la historia de un cordobés que estuvo preso en La Perla "por error" en mayo de 1976 se viralizó a través de Twitter y emocionó a más de uno. Manuel relató el horror que tuvo que pasar su abuelo Eduardo Rivero a los 37 años cuando los militares irrumpieron en su casa y lo secuestraron.
Durante las semanas que estuvo en el centro clandestino de detención, ubicado a 12 kilómetros de la ciudad de Córdoba, sobre la Ruta Nacional Nº 20, a Rivero "lo torturado durante horas, electrocutaron, ahogaron y golpearon".
"Cuando no lo estaban torturando lo tenían tirado en una habitación con otras personas con las que no se le permitía hablar. Dice que en un momento un gendarme se le acercó y lo reconoció de la escuela primaria. '¿Pero qué haces vos acá abanderado?', dice mi abuelo imitándolo. Le pregunto qué más le dijo el gendarme, si intentó ayudarlo o lo contuvo de alguna manera. 'Te van a matar, te van a mandar a la parrilla', me responde", transcribió su nieto en Twitter.
En su relato por la red social, cuenta que a su abuelo "lo dejaron tirado desnudo" en la ruta y no lo asesinaron porque "su hermano trabajaba de chofer para alguien del banco, y ese alguien del banco tenía llegada a Menéndez". Pero tiempo después, los militares volvieron por Rivero: "Se lo llevaron a dar una vuelta advirtiéndole que no dijera nada o lo iban a matar a él y a su familia".
Eduardo Rivero tiene 82 años, es padre de tres hijos, tiene dos nietos y vive en Córdoba Capital. Es la primera vez que habla con Manuel -estudiante de Comunicación Social de la UNC- sobre lo que le sucedió durante la dictadura militar. Sin embargo, cada 24 de marzo el dolor vuelve a su cuerpo y en la memoria el recuerdo del terror.
"Se le ven las marcas de la picana en las piernas y lleva en los ojos la resignación de quien se acostumbró a convivir con la tristeza", asegura su nieto. Y cerró llamando a la reflexión, tal como su abuelo le enseñó: "Poner en práctica la memoria es revivir todo eso que pasó e intentar asimilarlo para aprender, para saber cómo posicionarnos, para mantener vivo el recuerdo de los que no están, para gritar con fuerza y con sentido NUNCA MÁS".