La historia de la jubilada cordobesa que no podía pagar una botella de aceite en el super trascendió luego de que la periodista Mariana Asan difundiera la situación en sus redes sociales.
La emoción de la mujer de 88 años al recibir un premio en el Mariano Max que le permitió llevarse toda la compra sin cargo tocó las fibras íntimas de la gente, que hace malabares para llegar a fin de mes.
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Después de buscarla por cielo y tierra, Telenoche dio con Ester, tal el nombre de la protagonista de la historia. En su casa de barrio Parque Latino, la anciana recibió a Mariana y a Yanina, la cajera que la atendió cuando ganó el premio.
"Se compra justo lo necesario, lo de limpieza, tenía un tope para gastar para una compra de dos meses. Y le dije a la cajera: 'cuando lleguemos a tal cantidad, me cortás'", contó desde la mesa de la cocina y aclaró que no va todos los meses de compras porque no le alcanza el presupuesto.
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Aunque en un principio el aceite se escapaba al presupuesto de Ester, sonó la música del supermercado que anuncia los premios del mes aniversario de la cadena. "Salí premiada y empezaron a golpear las manos. No sabía que pasaba, yo veía que quedaba el aceite", le reconoció la jubilada a Mariana Asan.
A pesar de la alegría del premio recibido, la anciana no pasó por alto la dura realidad que afecta a su bolsillo y al de la mayoría de los jubilados del país. "No se puede comprar nada, no alcanza. Cada día está más caro todo. No veo las hora que pase todo esto", indicó.
En la misma línea agregó: "Yo pago todos los servicios, impuestos. Soy sola, viuda, pero estoy al día con todo, gracias a Dios. Pero hay que privarse de muchas cosas, no me puedo comprar ropa porque no puedo. Recibo jubilación y pensión, pero son iguales y todos los días aumentan cosas".
Emoción en tercera persona
La otra protagonista de la historia fue Yanina, la joven cajera que atendió a Ester al momento de ganar el premio. "En el mes del aniversario de Mariano Max, cuando ganan un premio grande se aplaude", detalló.
"Cuando la vi super emocionada me causó mucha emoción y no me pude contener. La supervisora se puso a reír de los nervios, se puso colorada", relató.
A pesar de la situación de alegría por el premio de la jubilada, Yanina reconoció que es moneda corriente que la gente deje cosas en la caja porque no llegan con los números. "Todo el tiempo pasa", admitió.