La masacre ocurrió en el barrio Trapiche de la localidad mendocina de Godoy Cruz. El presunto asesino fue identificado como Daniel Angel Zalazar, quien llegó desde el sur del país para estudiar medicina y se desempeñaba como profesor de artes marciales.
El hombre llegó al domicilio de la calle Entre Ríos al 1800, donde vivía Claudia Lorena Arias (30), la mujer con la que había tenido una beba de 10 meses. Ella lo esperaba para que le diera dinero de la cuota alimentaria. Él quería hablar sobre el ADN porque creía que la nena no era de suya.
La discusión se tranformó en horror cuando el hombre comenzó a atacar a todos los presentes. Asesinó a Claudia y también a su tía, Marta Susana Ortiz (52) y su abuela, Vicenta Díaz, de 90 años. Además, hirió de gravedad a la beba y a su hermanastro de 11 años.
También persiguió a otro niño de 8 años, que se escondió en el baúl de un auto y, al salir, avisó a su abuela, la madre de Claudia. Ahora, es el principal testigo del caso y relató lo sucedido a la policía y la justicia. Antes de huir, Zalazar dejó una vela encendida y el gas abierto.
La coordinadora de la Procuración General de Mendoza contó que el nene salió del auto cuando no escuchó más ruidos y se encontró con el desgarrador escenario. Vió a su hermano de 11 años herido, quien le dio un teléfono para que llame a la abuela. Además, cuando se lo llevaba la ambulancia, el hermano mayor contó lo sucedido a los médicos y policías.
La funcionaria judicial también confirmó que las tres víctimas fatales sufrieron heridas de arma blanca, pero la tía de 52 años tenía golpes en la cabeza, por lo que se supone que intentó pelear con el asesino.
Paula Arias, la hemana de Claudia, confirmó que la pareja había cortado relación cuando ella quedó embarazada. "Él no quiso saber nada con la criatura", contó a los medios. Además, aclaró que no tenía antecedentes de violento ni denuncias en su contra y se quebró al hablar de las dos criaturas que están graves en el hospital.
¿El arma homicida?
En la tarde del lunes, los peritos encontraron un cuchillo ensangrentado, zapatillas y ropa también manchada con sangre a 150 metros de la casa del triple femicidio. Esto complica aún más la situación del asesino.