Ignacio Nicolás Martín (19) quedó detenido el pasado 4 de febrero. Está imputado por “falsificación y uso de documento público, ejercicio ilegal del arte de curar y de una profesión”. Durante los meses más críticos de la pandemia del coronavirus en 2020, llegó a tener un alto cargo en el COE de Río Cuarto.
El falso profesional continúa sumando denuncias. El primer caso de mala praxis fue en la capital alterna: un joven de 29 años murió tras recibir su asistencia domiciliaria. Según denunció la familia, Martín no sabía hacer RCP (Reanimación Cardiopulmonar). También lo acusaron de diagnosticarle coronavirus a un hombre cuando en realidad tenía un problema cardíaco.
Otra historia lamentable se conoció y el médico trucho del COE vuelve a quedar involucrado. Según contó María Fernández, su mamá de 84 años falleció después de ser atendida por él, quien la canalizó para ponerle suero, la medicó y derivó a una clínica donde finalmente ocurrió del triste desenlace.
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La anciana se descompensó cuando estaba velando a su marido. En un primer momento fue atendido por un servicio de emergencia privado. Pero otro familiar solicitó al ayuda del COE de Río Cuarto. Fue en ese momento que llegó Ignacio Martín junto a una enfermera.
"Bajó un maletín, sacó ampollas, y comenzó a darle medicación. Me asusté porque no sé qué le dio", relató la hija de la víctima a Telenoche. "Rompían ampollas y la inyectaban en su brazo. Se le reventaban todas las venas y lo único que le decían era: 'Perdón señora, no queremos hacerle doler"'.
El médico trucho decidió derivarla a una clínica privada. Acompañó a la mujer de 84 años en ambulancia y al llegar al centro de salud, le dijo a María Fernández: "Hasta acá llegué, más no puedo hacer".
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Además de medicamentos, recetaba...
Sebastián Moyano, también de Río Cuarto, fue diagnosticado con coronavirus en septiembre. Cuando transitaba la enfermedad, comenzó a faltarle el aire y no podía respirar. Sentía que "un camión le pasaba por arriba del pecho".
Llamó al 0800 del COE y horas más tarde, Ignacio Martín golpeó a su puerta. Después de explicarle sus síntomas, le aplicó una inyección y, antes de irse, le dejó su número de WhatsApp.
El paciente volvió a repetir los mismos síntomas. Sin dudarlo, le escribió para que lo asistiera otra vez, pero jamás imaginó la respuesta que recibiría: le dijo que tomara “Arplac, Clonazepan o un porro para que pudiera respirar mejor”.
“Yo de médico no sé nada, pero me llamó mucho la atención que me dijera que fumara un porro. Le dije, mirá que yo tengo cuatro hijos amigo, y no me quiero morir con el humo, que se me cierren más los pulmones o me dé un paro. Pero me dice: 'no, fumá tranquilo que eso al pulmón lo lubrica, lo fortalece, vas a respirar mejor'”, reveló a Telediario Digital.