El marzo, el presidente Alberto Fernández decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia del coronavirus. Ya pasaron siete meses de aquella medida de emergencia sanitaria, los contagios siguen en ascenso y el país atraviesa una drmática crisis económica.
Desde entonces, los jardines maternales están cerrados. El silencio es el único protagonista. Los niños no pueden ir, muchos padres se las ingenian para organizar la vida familiar y las maestras jardineras están sin trabajo. Como es el caso de Roxana Fernández, dueña de Nubecitas, un jardín maternal de barrio San Martín que abrió en octubre de 2019 y un año después tuvo que bajar las persianas.
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"Es una situación muy triste, angustiante. Ojalá que sea el último jardín que se cierra", expresó conmovida en diálogo con Noticiero Doce. Mientras sacaba vaciaba en lugar para entregárselo al propietario y se despedía de un sueño que no duró ni 12 meses, reclamó la falta de ayuda por parte de las autoridades municipales y provinciales.
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"Tenemos un ente regulador que es el que teóricamente nos tiene que ayudar. Sentimos que nos dejó solas. La Municipalidad de Córdoba nos facilitó 25 mil pesos firmando un contrato de contraprestación de servicio y hace más de un mes y medio que no los tenemos", cuestionó.
"Nos dan la espalda, ¿hasta cuándo tenemos que soportar esto? Tenemos la sensación de que se nos ríen en la cara. Son promesas que nunca se cumplen. ¿Cuál es el fin? ¿Fundirnos? Espero nos llegue una ayuda real, no un crédito. Una ayuda real, si no nos dejan abrir, que nos den un subsidio para mantener esto. Es dolorosísimo porque la inversión que uno hace es mucha", cerró.
Fotos: Juan Pablo Lavisse / El Doce