En contadas situaciones, los jueces argentinos permitieron a mujeres prestar su útero para portar un óvulo fecundado entregado por otras personas. Pero las resoluciones judiciales siempre fueron tomadas sobre los hechos consumados: niño nacido o embarazo en curso.
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Por primera vez en el país, un tribunal de familia de Córdoba autorizó la maternidad subrogada antes de implantar el embrión. En el futuro, la pareja heterosexual aportante podrá inscribir un hijo como propio, por más que el bebé nazca del útero de otra mujer.
Gabriel Tavip, juez de Familia de 2ª Nominación, homologó un acuerdo entre un matrimonio y la cuñada de la esposa. En declaraciones al El Doce, el magistrado justificó su decisión en una norma constitucional que permite hacer todo lo que la ley no prohíba expresamente.
Además, para Tavib, en este caso en particular, el objetivo perseguido "tiene un fin altruista". Aunque de la pareja, él vaya a aportar los espermatozoides y ella óvulos, entre ambos no pueden concebir un hijo por una operación quirúrgica previa de la mujer.
Se trataría de un acto de amor si una familiar política, que ya es mamá de tres niños, presta su vientre para que los frustrados padres puedan tener un hijo con su información genética.
La autorización tiene dos condiciones importantes: el consentimiento de todos los participantes y la obligación que el niño nacido conozca la historia cuando la madurez alcanzada se lo permita.
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La fiscal Angélica Jure, actuante en este caso, terminó dando el visto bueno para la maternidad subrogada y solicitó la declaración de inconstitucionalidad del artículo 562 del Código Civil, que establece que “los hijos son de la mujer que da a luz y de quien tiene la voluntad de ser padre”.