El juez Federal, Ricardo Bustos Fierro, ordenó la imputación del religioso y tres arquitectos, Melina Malandrino, Pedro Cufre y Juan Pablo Orozco, porque habrían destruido parte de la estructura de la iglesia declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
En el marco de un proyecto de restauración, el cura y los profesionales rompieron el solado de ladrillones que “eran históricos, auténticos y formaban parte de la Iglesia en su totalidad y como tales constituían su patrimonio histórico y cultural”, indica la resolución.
Las obras fueron autorizadas en enero de 2011 por la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos. Cabe recordar que no incluía la remoción del piso.
La investigación determinó que los trabajos habrían provocado “la destrucción de sepulturas antiguas y la pérdida de restos óseos y esqueléticos que se encontraban diseminados por la superficie de todo el lugar”.