Esperanza Pezo tiene su negocio, a menos de una cuadra, de la casa amarilla donde sería la escena del crimen. El almacén no tiene nombre pero en el barrio lo conocen como “La tienda de la señora Esperanza”.
Según la versión oficial de los hechos, la mujer sería la última persona que vio a María José Coni y a Marina Menegazzo con vida.
“Llegaron a la tienda a eso de las ocho y media de la noche. Estaban con el señor apodado 'El Rojo'. Yo me pare aquí (en el mostrador) y la chica de pelo negro pasó directo a buscar qué comprar, eligió un jugo de naranja y algo más para comer. El señor apodado 'El Rojo' se quedó cerca de la nevera pero a mí me llamó la atención la chica de pelo rubio, porque ella se notaba preocupada, tensa, como muy seria”, dice Esperanza del Pezo, en declaraciones al diario Clarín.
“Yo me quedé mirando a la chica rubia. Ella también me miraba, como que chocábamos miradas. Lo raro fue que yo no pregunté nada y este señor habrá notado mi cara de desconfianza y me dice: 'Les robaron a las chicas y yo les voy a ayudar, les voy a llevar a mi casa'. Y yo pensé: '¿Qué casa? si este señor no es de aquí, aquí no tiene casa. Además, él estaba con tragos encima. Era raro, estaban juntos pero no parecían amigos. Me di cuenta que algo raro estaba pasando”.
Marina, según Esperanza, sacó de “la cangurera” (riñonera), 10 dólares y le dijo: “Esto es lo último que me queda”. Y le pagó. Gladys Stefanni, la madre de María José Coni, no le cree a Esperanza: dice que su hija no usaba riñonera.
Marina y María José, según ella, fueron al almacén sin mochilas. Y Esperanza cree que ya habían dejado su equipaje en esa casa precaria: “cuando la chica de pelo negro compró algo para tomar, 'El Rojo' le dijo: 'Allá hay agua, como que ya habían ido a ese lugar y después vinieron acá”.
Después, dice Esperanza, que los tres se fueron caminaron hacia la casa amarilla.