Una amplia exención impositiva lanzada por el gobierno de Eduardo Angeloz, e impulsada por su ministro de la producción José Porta, fue el paso inicial para que se levantara en la ciudad de Córdoba un hotel y centro de convenciones como el Sheraton. Costó unos 42 millones de dólares y a través de la ley de promoción obtuvo desgravaciones por unos 12 millones de pesos. La marca llegó asociada a la empresa cordobesa Quinto Centenario, dueña del edificio al igual que del vecino shopping Nuevocentro, y marcó un hito para la ciudad.
Las autoridades políticas de la ciudad y de la provincia visitaron repetidas veces las obras a medida que se avanzaba en su construcción. Un accidente empañó esta etapa, poco antes de la finalización. El andamio de una empresa contratista cedió y dos operarios que trabajaban en los vidrios del séptimo piso cayeron al vacío. Uno murió y el otro resultó con graves heridas.
El momento de la inauguración fue clave para la ciudad porque se habilitaba el primer hotel de cinco estrellas de la Docta, una mole de 16 pisos con nada menos que 183 habitaciones, 5 suites -entre ellas una presidencial- además de 2 restaurantes, estacionamiento, spa y varios salones para eventos de distinto tamaño.
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La casa matríz del Sheraton fue cambiando de propietarios con el paso de los años. Así fue primero parte de ITT Sheraton -cuando se construyó el hotel-torre-, luego integró de la cadena Starwood hasta que ésta fue adquirida por el gigante Marriot, hoy dueño de la marca que se despidió de la ciudad en mayo de este año. Al igual que cientos de hoteles en toda la Argentina, el Sheraton no resistió el cierre de la economía generado por la cuarentena y las restricciones al turismo, los vuelos y los eventos, actividades sobre los cuales giraba su actividad diaria. Tenía un centenar de empleados y otros 40 trabajadores temporales contratados. Muchos de ellos se fueron desvinculando con el paso de los meses.
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Actualmente el ex-Sheraton se convirtió en uno de los centros de vacunación más grandes de la ciudad. Sus pasillos y salones se transformaron en lugares donde se colocan las dosis de las distintas vacunas que llegaron a la Argentina y llevan esperanza a la población para terminar con el Covid-19.
Todavía no se informó públicamente cuál será el destino del edificio. Si volverá a albergar turistas bajo alguna otra marca o si se lo utilizará para otra función. Una expectativa que tal vez se devele pronto si efectivamente existe un final para la pandemia y la Argentina, y Córdoba en particular, logran revivir su economía y tienen una recuperación del turismo internacional y de eventos.
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