La creencia popular dice que los veneradores de San La Muerte pueden pedir una vida prolongada, libre de desgracias, entregando algo cambio. Golosinas, whisky, cigarrillos y flores suelen ser los presentes más comunes. Pero, dentro de los practicantes de este culto pagano, hay personas siniestras que ofrenderían seres vivientes.
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Los integrantes del matrimonio del barrio Santa Rita de Tartagal, Salta, están sospechados de sacrificar mascotas para venerar este “santo” no reconocido por el catolicismo. La Justicia los detuvo por la conducta que viola la ley: maltratar animales.
Cuando los policías allanaron el domicilio de la pareja, se encontraron con un panorama macabro: aún estaban cocinándose perros y gatos sobre la parrilla. Porque asaban su carne, se investiga, si además de sacrificarlos, también se los comían.
La intervención de las autoridades se debió a una denuncia de los vecinos que revelaron que, desde la casa de la pareja arrestada, se solían escuchar aullidos desgarradores y rituales extraños.
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Como el imaginario popular alimenta la mística y los supuestos poderes de San La Muerte, también podría ser causa de las graves conjeturas que circulan por el lugar. O no. Algunos relacionaron el episodio por el que se demoró a los esposos con el encuentro reciente de un cráneo humano quemado en un basural de la zona y el hecho que el matrimonio vendiera sándwiches y asado durante del Carnaval.