"Los pibes no se matan, los pibes no se matan", era uno de los gritos de los vecinos del barrio de Flores que mostraron su hartazgo ante los últimos hechos de inseguridad, que incluyeron el asesinato de Brian Aguinaco, un adolescente de 14 años, baleado por motochoros.
El enojo de la gente se transformó en ira cuando llegaron hasta la comisaría 38. El comisario Manuel Monzón dialogó con ellos pero no logró calmarlos. "No hay zona liberada de ninguna manera", aclaró ante la furia de los vecinos.
Un grupo tomó el edificio y provocó destrozos en el lugar. Rompieron puertas, ventanas y computadoras, ingresaron al despacho del comisario y pintaron las paredes con frases agraviantes contra la fuerza policial.
Finalmente, la policía tuvo que arrojar gases lacrimógenos para desalojar a los vecinos. Además, la Infantería llegó al lugar y se colocó en el ingreso de la comisaría para evitar que volvieran a ingresar.
La familia de Brian aclaró que ellos se retiraron tras dialogar con el comisario y que se reunirán, en las próximas horas, con las autoridades de seguridad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
El ministro de Justicia y Seguridad porteño, Martín Ocampo, señaló que el reclamo de mayor seguridad es justo pero que "tomar la comisaría no es el camino".