Mariela Santamaría tiene 31 años, es piloto de la Fuerza Aérea Argentina, y es la única mujer que maneja un Hércules. “Cuando digo que soy piloto militar, me miran raro, porque somos pocas todavía” dice la joven con una sonrisa.
Cuenta que desde chica quería ser piloto y que estando en la secundaria fue a averiguar a la Fuerza Aérea y en ese entonces no entraban mujeres. Tuvo que esperar unos años más para comenzar a cumplir su sueño.
La hija de un mecánico y una diseñadora de moda dice que sus papás la alentaron, pero todos sabían que era difícil porque no había muchas mujeres en el ámbito militar.
Entró a la Escuela de Aviación y con 31 años ya alcanzó uno de los objetivos que más anhelaba. Manejar un Hércules, pero no cualquiera.
Se trata del KC 130 que estuvo en Malvinas, rebautizado "Puerto Argentino". El imponente avión es apto para transportar grandes volúmenes de carga, sea personal, como pertrechos e, incluso, armamento.
También realiza operaciones de recarga de combustible en vuelo a naves de combate y tiene la posibilidad de hacer lanzamientos de cargas y de personal. Estos aviones son fundamentales también para el reaprovisionamiento de las bases antárticas. Su última misión fue llevar ayuda humanitaria a Ecuador, tras el terrible sismo que sacudió al país.
“Impresiona el tamaño de la cabina y tantos comandos, pero uno se acostumbra” dice Mariela, que destaca que lo más importante es prepararse.
Mariela está de novia con un oficial de la fuerza aérea que es paracaidista. Dice que a pesar de su corta edad ya cumplió uno de sus sueños que es pilotear este monstruo aéreo, pero que quiere seguir adelante con su carrera militar y formar una familia.
La Capitán de Hércules pertenece a una nueva "raza militar" que comienza a afianzarse en las fuerzas armadas argentinas. Su historia muestra un nuevo fenómeno dentro de la fuerza en la que oficiales femeninas van alcanzando puestos de mando y conducción históricamente reservados a los varones.