El macabro asesinato ocurrió en la localidad bonaerense de San Francisco Solano, en Quilmes. El principal sospechoso y único detenido por el hecho es su amigo y vecino, la última persona que lo vio con vida.
Después de matarlo, el asesino quemó el cuerpo y lo descuartizó a hachazos.
El terrible hecho está siendo investigado y hasta el momento la principal hipótesis es que los dos protagonistas tuvieron una pelea que terminó a los golpes y con uno de ellos muerto.
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El presunto asesino, Luis Rosales, de 19 años, se deshizo de las evidencias y descartó parte de los restos de su amigo en el arroyo Las Piedras, mientras que otra parte del cuerpo la escondió en su propia casa.
La clave para vincular al detenido fue la declaración de un testigo que lo denunció y dijo que escuchó: “Me mandé una cagada..., maté a uno... lo tengo en el fondo de casa”.
Ahora investigan si Rosales cometió el crimen bajo los efectos del alcohol o drogas.
En la casa donde habría sido el crimen encontraron un brazo izquierdo y partes de un torso quemados, ropa, armas blancas y otros elementos que ya fueron sumados al expediente.
A unos sesenta metros de ese lugar, en el arroyo Las Piedras, encontraron más restos de la víctima: la pierna derecha y el tronco.
A pesar del trágico desenlace, los testimonios coinciden en que la víctima y su asesino eran amigos, además de vecinos del barrio.