El dengue es una de las enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes aegypti que ha ido en aumento de manera exponencial en lo que va de la temporada 2022/2023 en la provincia de Córdoba. Hasta la semana pasada, se registraron 875 casos en total en el territorio cordobés y este lunes confirmaron la primera muerte del año.
Desde el Ministerio de Salud de la Provincia advirtieron que las condiciones climáticas actuales favorecen la proliferación de mosquitos y, por esta razón, remarcaron en la importancia de profundizar en las medidas preventivas de cuidado, como la eliminación de posibles criaderos, para disminuir la transmisión.
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Pero, ¿por qué esta especie de mosquitos no pica a todos por igual? Andrés Visintin, doctor en Ciencias Biológicas y profesor asociado a la Cátedra Entomología de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), explicó a ElDoce.tv las características del Aedes aegypti y cuáles son las condiciones que puede reunir un humano que lo hacen más propenso a ser picado.
Detalló que se caracteriza por ser diurno, silencioso, muy nervioso y prefiere atacar en zonas bajas del cuerpo como por ejemplo, en los tobillos. Las características de la piel también son un factor determinante, ya que buscan zonas donde la piel es más fina, considerado un punto más apropiado para que su “aparato bucal pueda hacerlo”.
Esto significa que, como su alimentación es como una inyección, en las zonas más delgadas de la piel los vasos sanguíneos son más accesibles. Sin embargo, aclaró que esto no significa que no pique en otras partes del cuerpo humano.
“Todas las hembras necesitan ingesta de sangre para dejar descendencia. Las distintas especies prefieren picar a distintas especies de vertebrados (animales) y entre ellos algunos al hombre”, explicó Visintin. Pero en el caso del Aedes aegypti, vector de dengue, zika y chikungunya, “es antropofílica, prefiere al ser humano para picar, pero no a todas las personas nos pican igual”.
¿A qué se debe? El doctor en Ciencias Biológicas adjudicó esto a que las “hembras son atraídas por distintas variables” y enumeró algunas de ellas:
*Fuente de calor: es el calor que emite nuestro cuerpo y que varía según el metabolismo de cada uno.
*Dióxido de carbono: es el aire que exhalamos con la respiración. Hay personas que tienen concentración elevada y esa diferencia en el aire es detectada a través de las estructuras sensoriales de estos insectos que saben dónde hay una posible fuente de alimentación.
*Ácido láctico (transpiración y olor corporal): no todos lo emitimos en la misma cantidad entonces son muy sensibles a eso. Por ejemplo, el olor a pies los atraen.
Otros datos
Visitin también reveló que lo primero que hacen las hembras al picar es “inyectar saliva y luego chupar la sangre”. “Con la saliva van sustancias como anticoagulantes y vitamínicos, que nos produce una pequeña anestesia y a veces sentimos el dolor de la picadura. Es un efecto local y momentáneo y cuando se alimentaron se fueron”, detalló.
Al referir a que son nerviosos, el especialista advierte que cuando la persona se mueve, el insecto se asusta y se va pero “es riesgoso porque va a seguir intentando picar hasta que complete la ingesta sanguínea para la producción del huevo”.
También remarcó que puede haber diferencias en cuando a las edades y género por las hormonas o el estado fisiológico que produce la variabilidad en la sangre que va a influenciar a estos insectos.
De hecho, el tipo de sangre humana influye en la reacción del mosquito porque “hay compuestos químicos que resultan más atractivos que otros y pican, pero todos estamos en riesgo en mayor o menor medida”.