“A mi hijo no me lo devuelven más. Se fue a trabajar y vino en un cajón”, lamentó la mamá de Kevin Pérez en Arriba Córdoba. El joven de 26 años era técnico de La Banda de Carlitos. Murió electrocutado cuando armaba el escenario en Casa Blanca en la previa al baile.
Daniela Herrera agradeció a Kesito Pavón y a Eugenia Quevedo por estar presentes en todo momento. Aseguró que no iniciarán acciones legales contra el grupo porque a su hijo no le hubiera gustado, “no era ese tipo de personas”. Sostuvo que “se encargará el de arriba o la Justicia” de establecer responsabilidades.
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La mamá resaltó que los integrantes del grupo de cuarteto “estuvieron toda la noche a su disposición”. “Se portaron muy bien con mi hijo, se veló a mi hijo gracias a ellos, porque yo no sé si hubiera tenido las condiciones económicas para hacerlo”, agregó con profundo dolor.
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El papá César Pérez remarcó que “no tiene nada contra” los artistas porque su hijo “los amaba”. “Kesito siempre estuvo al lado nuestro, más allá de la fama, como persona humana se comportó con nosotros como debe ser”.
Cómo era Kevin
La mamá recuerda cada vez que su hijo se iba a trabajar feliz: “Se iba cantando, sabía que tenía tanto dinero todos los días en sus manos. Le cambió la vida, aunque le duró muy poco”.
Aseguró que Kevin no quería nada gratis. Iba por la vida “con la frente en alto, ganándose su dinero con su sudor”. En la pandemia se quedó sin trabajo, pero se las rebuscó como vendedor ambulante.
La familia contó que salía todos los días a lucharla, “a ganarse el mango”. Sin embargo, según denunciaron, policías le rompían la mercadería o se la secuestraban.
Cuando ingresó al staff de La Banda de Carlitos, su mamá recuperó la paz. “Yo decía, por fin voy a dormir tranquila porque es un trabajo fijo, no va a deambular por la calle y no iba a pasar esto con la Policía”, recordó.
El joven tenía una hija de seis años y por ella salía a luchar todos los días. Había empezado a estudiar en la facultad, pero tuvo que abandonar los estudios porque no le daba el tiempo ni el dinero para seguir.
El día del último adiós, en su casa había una multitud y cada uno de los que fue a despedirlo "estuvo ahí por lo que él era". A la mamá y al papá de Kevin se les estruje el corazón cada vez que hablan de su hijo: "Me arrebataron 26 años de las manos".