“Hay que salir adelante”. Así comienza la charla con Estefanía "Yeru" Roldán y esa impronta es la que envuelve toda su historia. Con una sonrisa y una actitud positiva ante el contexto, cuenta que ahora la pasa mejor: “Antes era muy oscuro, puro invierno. Pero ahora ya amanece más temprano”
Estefanía trabaja en un comercio de Colonia Caroya y vive en Estación General Paz. Desde que comenzó la cuarentena y el paro de transporte interurbano afectó al servicio, tuvo que rebuscárselas para poder viajar hasta su trabajo.
“Después que sacaron los colectivos interurbanos me venía con mi hermano, pero se enfermó y tuvo que hacer reposo. Me salió la oportunidad de comprar la bici porque me venía gastando mucha plata en remis y así lo hice”, cuenta Estefanía con una enorme sonrisa.
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Con esa actitud y sin importar el frío o el calor, se sube todos los días a la bici y recorre 22 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. Por día, son 44 kilómetros para cumplir con su trabajo. Aunque reconoce que prefiere el frío porque es más amigable para pedalear semejante recorrido.
Cuando empezó, el camino le llevaba una hora y media hacerlo. Pero con el paso de los días fue rompiendo su propia marca y ahora en una hora lo completa.
Ante la consulta sobre la razón por la que tomó la decisión de comprarse una bici ella contesta: “No me gusta depender de nadie y si tengo que salir a trabajar lo hago. No me quedó otra que comprarme la bici”. Por otra parte cuenta que una moto, además de ser más cara, requería más trámites y tiempo que no tenía porque al otro día tenía que cumplir con su deber.
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Para todos los que hoy están en una situación similar o se encuentran con nuevos obstáculos en esta cuarentena, Estefanía les deja un mensaje tan simple como profundo: “Que la peleen, que sigan adelante, que todos podemos, yo puedo así que todo el mundo puede”.
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