"Hay cada vez más gente que tiene el virus, que están en la posición donde yo estaba en ese noviembre de 2011 cuando leí el diagnóstico y se me cayó el mundo".
Joaquín Rodríguez vive en Córdoba, tiene 33 años recién cumplidos y hace ocho que convive con el VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana). No tiene SIDA (la enfermedad causada por este virus cuando no es detectado y tratado a tiempo). Gracias al tratamiento realizado durante años, hoy Joaquín no transmite el virus: es "no detectable".
"Tenía miedo a quedarme solo por no contarlo, por quedarme encerrado"
Pero, más allá de que el VIH pueda ser tratado y no tener consecuencias importantes para la salud, este joven nacido en San Francisco sabe que lo que puede matar en vida es el "miedo".
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"El miedo que yo tenía era estar solo, quedarme solo, que me rechacen, que nadie más me quisiera, de no sentirme un objeto de deseo. Tenía miedo a quedarme solo por el miedo a no contarlo, no decirlo, quedarme encerrado. Hay gente que pasan 10 años y se queda en un baño encerrado, no se lo cuenta a nadie, se esconde de todo el mundo", contó el ciclista en un nuevo capítulo de Boom.
Aunque la palabra "miedo" fue una constante en la entrevista, aparecieron con mucho mayor recurrencia palabras como "fuerzas", "superarse", "animarse", "actitud", "metas", "salud", "vida". Y en eso fue clave su gran amiga: la bicicleta.
Poco tiempo después de conocer su diagnóstico, un amigo lo alentó a salir a andar en bici y no se separó más de ella. Hoy es su filosofía de vida. Luego de abrirse con su círculo íntimo, el ciclismo lo ayudó a seguir luchando y surgió "Pedaleando Vivo".
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El objetivo de este proyecto compartido con la Fundación Rosas era pedalear contra los prejuicios que aún siguen arraigados en la sociedad. Lo peor, para él, es que esos preconceptos se trasladan a las propias personas que conviven con VIH y no les permiten tener una vida plena.
"Quería demostrar que puedo vivir bien y que hago cosas que las personas 'normales' no hacen"
"Yo quería demostrar que una persona que convive con VIH, común y corriente como yo, podía cruzar la Cordillera de los Andes. Que yo no era un enfermo, que no era un pobre tipo, que no merecía lástima y no quería dar lástima. Quería, la verdad, demostrar que podía vivir bien, que puedo vivir bien y que hago cosas que las personas 'normales' no hacen".
Al final, el desafío cordillerano no se dio... Pero la esencia de Pedaleando Vivo sigue más presente que nunca. Joaquín continúa cumpliendo metas y poniéndole cuerpo y alma a nuevos desafíos (como el Rally Altas Cumbres de 148 kilómetros que se correrá en diciembre).
Sus miles de kilómetros recorridos siguen inspirando a otras personas que la están pasando tan mal como estuvo él en el comienzo. Y que se motivan viendo cómo su salud es, como él dice, "mejor que la de cualquier persona 'normal'".
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