Nora Waldhorn tiene 64 años y es oriunda de Laboulaye, lugar al que todavía no pudo regresar tras un viaje por Uruguay del que regresó en ferry el pasado 19 de marzo. Desde aquel día permanece en un hotel de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires recuperándose del virus.
“Al llegar al puerto de Buenos Aires subió Sanidad de frontera y, después de un rato largo, nos enteramos de que había un infectado de coronavirus", relató la mujer a la BBC Mundo. El arribo se produjo alrededor de las 19:30 y recién a las 3 de la madrugada llevaron a todos los viajantes a un hotel.
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"El primer día no hubo ningún protocolo porque fue un desborde total, teníamos que bajar a buscarnos la comida, agua. Pero a medida que fueron pasando los días todo se fue organizando y no nos dejaban salir ni al pasillo del piso del hotel. El sábado 28 de marzo me hicieron un hisopado y el lunes me dieron el resultado positivo y entré como en shock. La verdad que no podía creer lo que me estaban diciendo. Lo primero que se me vino a la mente fue que no me quería morir sola", aseguró.
Nora relató que la misma noche del diagnóstico "me trasladaron a otro hotel y estoy acá desde el lunes 30 de marzo. No he salido de la habitación para nada, me golpean la puerta para el desayuno, para el almuerzo y la cena. Vienen a higienizar la habitación todos los días. La atención hasta ahora ha sido muy buena".
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Sin olfato, sin gusto
A diferencia de muchos otros pacientes con coronavirus con cuadros agudos, la mujer de Laboulaye contó que "tuve un leve resfrío, que pudo llegar a ser un resfrío común, pero que duró un día. Pero perdí el olfato y el gusto. A las comidas, a todo. Ese es mi único síntoma, aparentemente. Así que estoy a la espera de que me hagan otro hisopado para ver cómo va mi recuperación”.
Nora, quien por su edad es paciente de riesgo, también tuvo un instante para la reflexión: "Me retrotraigo a la época de Auschwitz y del Holocausto y digo: 'Qué difícil que debe haber sido todo eso'. Por eso, ¿cómo no vamos a aguantar estar 15 días, un mes, metidos adentro? Porque tenemos todas las comodidades: televisión, internet, películas...".
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Y finalizó: "Hay mucha gente que la está pasando mal, a nivel médico, a nivel social. Esto es una guerra invisible, y creo que es más peligrosa todavía, así que lo único que les pido es que se cuiden, quédense en sus casas y ya volveremos a sentarnos y a tomar unos mates en familia o con amigos”.