Marcos Villamil está recorriendo el país en grupo. Son cuatro: Wayra, Mora, el Tordo y el Marcos. Él es el único que camina, los otros trotan. Dejó todo, su trabajo, sus emprendimientos en la capital para cumplir el sueño de su vida. Recorrer el país a caballo.
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Para eso se preparó durante seis años. Terminó de amansar al Tordo, entrenó cabalgatas largas, consiguió el apoyo de una marca que le dio las pilchas para él y los caballos, y armó el recorrido. Lo único que no estaba en sus planes era una pandemia mundial. Tenía pensado salir en marzo del año pasado para emprender viaje al sur y Alberto Fernandez declaró la cuarentena.
Una vez que pasó el invierno, agregó a su equipaje un par de barbijos y salió. Cruzó Buenos Aires, Rio Negro, Neuquén y después de Bariloche, siguió al fin del mundo por caminos de huella y montaña. Lleva con él dos libros, en uno escribe él y en el otro los que lo van recibiendo.
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Cada día recorre de un punto a otro unos 30 o 50 kilometros dependiendo del terreno. Una vez que pasan algunos días hace una parada larga para que los caballos recuperen energías y masa muscular para seguir. Así ya lleva más de cuatro mil kilómetros y le esperan otros cinco mil para bajar de la Quiaca a la querencia de los caballos, General Alvear, provincia de Buenos Aires.
“Un viaje a caballo se compone de infinitas llegadas” así definía Atahualpa Yupanqui a la experiencia de viajar así, “a caballo, usted llega a una flor, a un amigo, a una piedra”. Marcos no sabía esto y lo está aprendiendo en cada parada que hace.
Lo esperan grandes dueños de campo, y pequeñas familias de los puestos más inhóspitos. En todos hay pasto, un mate y algo para comer. De eso se maravilla en cada tramo de su Abrazarte Argentina (@abrazarte.argentina).
Cuando le pregunté qué es lo que más le preguntan en Instagram o en sus paradas del camino, es lo siguiente: ¿Y qué hacés tantas horas solo a caballo?
Nada, cumplo mi sueño. Vivo el paisaje, es lo que siempre soñé y lo estoy haciendo, por qué ocuparía el tiempo de mi sueño en otro cosa que no sea cumplirlo.