Un policía condenado a perpetua y otros cinco absueltos resolvió la Justicia de Cruz del Eje por el crimen de Joaquín Paredes (15) en Paso Viejo. El adolescente fue asesinado el 25 de octubre de 2020, dos meses después del caso de Valentino Blas Correas (17) que estremeció a toda la provincia.
A pesar de las similitudes entre ambos ataques cometidos por policías en plena pandemia, las sentencias tuvieron marcadas diferencias. En sus fundamentos, la Cámara del Crimen de Cruz del Eje descartó "la existencia de un plan criminal planificado" entre los agentes.
"Tampoco surgió alguna prueba que indicara un accionar policial corporativo tendiente a desviar, perjudicar u obstruir la investigación", remarcó el tribunal integrado con jurados populares. Otra diferencia es que allí no hallaron elementos para encuadrar el hecho dentro de violencia institucional.
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Los abogados querellantes anticiparon a ElDoce.tv que en las próximas semanas apelarán el fallo dictado el 16 de agosto en los tribunales del norte provincial.
Maykel López (25) es el único condenado por el homicidio de Joaquín y tentativa de homicidio contra dos amigos del adolescente fallecido. Por el beneficio de la duda, absolvieron a Iván Luna, Enzo Alvarado, Jorge Luis Gómez, Ronald Fernández Aliendro y Alberto Sosa Gallardo.
"Los tres disparos efectuados por López fueron concretados con la intención de dar muerte", remarcó en su voto el vocal Ángel Francisco Andreu y al que adhirieron los jueces Javier Rojo y Ricardo Aristides Py.
Al evaluar la conducta del policía condenado, agregó: "No constituyó una defensa sino una venganza ante las lesiones sufridas". El camarista consideró que los uniformados eran agredidos con piedras y uno de los proyectiles impactó en López.
Sin embargo remarcó que con cartuchos antitumultos de otro efectivo (Fernández Aliendro) habían disuadido a los agresores y "no existía la posibilidad de que comenzara de nuevo".
En el caso de Blas Correas, la Cámara Octava del Crimen de Córdoba condenó a perpetua a Lucas Gómez y Javier Alarcón por disparar al auto en el que circulaba la víctima, quien murió momentos después sin recibir asistencia médica de los policías.
Además dictaron penas hasta cuatro años de prisión para otros nueve uniformados que plantaron un arma trucha y montaron una maniobra de encubrimiento.
Una noche conflictiva
Joaquín fue asesinado por una bala policial después de una secuencia de altercados entre jóvenes del pueblo y la Policía, que intervino por incumplimientos a las restricciones vigentes por la pandemia del coronavirus.
El adolescente murió en inmediaciones del dispensario de Paso Viejo alrededor de las 4:30 del 25 de octubre de 2020. Antes los efectivos habían acudido a la plaza de la localidad para retirar a distintos grupos de amigos, entre los que había compañeros de Joaquín.
Los jueces apuntaron a un responsable de iniciar el conflicto con los uniformados: Gustavo Ariel “Boltillo” Rodríguez (28). Lo definieron como una persona con "falta de apego a las normas y con actitudes hostiles hacia la autoridad policial". Además tuvieron en cuenta sus antecedentes delictivos.
Señalaron que en la plaza mantuvo un entredicho con el comisario inspector Sosa Gallardo cuando intentaban sacar a los jóvenes que incumplían el aislamiento obligatorio. El mismo "Boltillo" reapareció en escena horas después, cuando denunciaron una reunión en la zona del dispensario con bebidas y música fuerte.
Los jueces interpretaron que Rodríguez "asumió una postura empecinada en desoír las reiteradas advertencias, llevando además al grupo a asumir su postura personal como una posición del conjunto".
Destacaron que algunos de los policías eran familiares de los jóvenes a los que pretendían desalojar y hasta les habían pedido por mensajes que se fueran a sus casas. "Lejos de indicar una finalidad de represión y de provocación, señalan una conducta preventiva y disuasoria y claramente incompatible con la del complot delictivo endilgado", plantearon.
Daños que perduran
El tribunal advirtió "el gravísimo daño" que provocó la conducta del policía López. Remarcaron que esas consecuencias son padecidas por la familia y amigos de Joaquín, como así también por uno de los adolescente herido en el ataque.
A partir del testimonio de un psicólogo en el juicio, afirmaron que el caso ocasionó "daños en varios niños y adolescentes testigos y víctimas con problemas gastrointestinales, pesadillas, dificultades de relacionarse socialmente".
También refirieron a un "daño muy grave en la comunidad de Paso Viejo, al haber sumido a todo un pueblo en la desconfianza y el temor hacia la Policía", y "daño a la institución policial al haber roto la credibilidad social sobre ese organismo estatal".