Casos como el de Trinidad Ballesteros, la adolescente de 15 años que fue asesinada por dos dogos argentinos a principios de mes en barrio Estación Flores, demostraron el potencial de peligro de estas razas.
Desde los criaderos La Cocha y Santa Isabel, vinculados directamente con los orígenes de la raza, reconocieron los riesgos y las responsabilidades que implica su tenencia. Sin embargo, en ambos casos aseguraron que el responsable siempre es el dueño del animal, que lo predispone hacia la violencia cuando no se toman los recaudos necesarios.
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Afirmaron que, aunque fue concebida para la caza mayor, es una raza sociable. Y argumentaron que por esa función deben ser capaces de convivir tanto con personas que nunca vieron como con otros perros que no conocen, algo muy común en los cotos de caza.
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Vida en familia y cuidados con niños
“Si al perro lo educás bien en el primer año de vida, puede convivir perfectamente con tu familia”, sostuvo Jorge Funes, uno de los socios de La Cocha. Y agregó: “Sí hay que tener cuidados especiales en que juegan mucho, son medios torpes y pueden llegar a golpear a algún niño chiquito. Pero nunca le van a hacer daño, al contrario, son muy protectores”.
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También, hicieron una especial recomendación sobre las visitas de familias con niños a casas en donde hay un dogo. “Si vienen amigos de tus hijos tenés que tener en cuenta que los chicos, por lo general, juegan empujándose, pegándose. Tenés que educar a tu perro para que pueda convivir con eso y no ataque, porque puede creer que están agrediendo a su dueño y va a defenderlo”, detallaron.
“El concepto principal, con el que por ahí muchas personas no van a estar de acuerdo, es que el perro tiene que ocupar el lugar de animal”, completó Ulises D’andrea Martínez, socio de Jorge. Y enfatizó: “En la jerarquía de la familia el perro es el que está por abajo de la familia humana”.
Según Ulises, en una jauría todos los perros -sin importar la raza- tienden a desafiarse y querer escalar en esa jerarquía, lo que lleva a peleas. Si la mascota no es educada de forma correcta, puede creer que está debajo de los padres de la casa pero por encima de los niños y atacarlos para imponerse.
Otro aspecto clave es la actividad física. En promedio, un dogo necesita realizar cerca de dos horas de gimnasia diaria; lo ideal es que recorra entre 8 y 12 kilómetros. Por eso no pueden vivir en departamentos o casas de espacios reducidos, el estrés de estar encerrados impacta de forma negativa.
Banderas rojas
Para Antonio Nores, del criadero Santa Isabel, “es rarísimo que un dogo desconozca a su dueño” de manera repentina. Asegura que “nadie nace malo, ni gente ni animales, siempre hay procesos”.
Los tres sostienen que el animal siempre da indicios previos. Uno de los más alarmantes es cuando el animal empieza a gruñirle a su propia familia o a personas que frecuentan el hogar. “La gente muchas veces se confunde y dice ‘se ha puesto guardián’. No, guardián es que te defienda de un extraño. Ante las primeras señales de bandera roja hay que consultar a etólogos, especialistas en comportamiento canino”, indicó Ulises.
“Cuando se van prendiendo luces en el camino hay que saberlas interpretar y tomar acciones directas para que no pase lo que pasó. Eso ya es tarde, es irreversible”, agregó en esa línea Antonio.
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Enfermedades
Los tres especialistas aseguran que el dogo no tiene ningún tipo de predisposición genética hacia la agresividad o violencia. Sin embargo, señalaron que existen algunas enfermedades que pueden afectar su comportamiento.
Desde La Cocha señalaron la sordera, que está vinculada al gen del albinismo y puede manifestarse en perros blancos. No recomiendan animales con estas afecciones a cuidadores inexpertos porque requiere de una educación especial.
Por su parte Antonio mencionó la otitis, que también es común en la especie. Esto, al igual que los parásitos, pueden irritarlos, al igual que pasa con cualquier otro perro.
Además, advirtió que los dogos tampoco deben recibir baños excesivos. Eso lleva a que pierdan la grasitud natural de la piel y, en casos extremos, puede generar hasta laceraciones en la piel.