Por ahora, todo es misterio en el brutal asesinato de Mario Salto, un chico de 11 años, en la localidad salteña de Quimilí, ubicada a 190 kilómetros de la capital provincial.
Mientras tanto Gladys Ramos, la mamá de Marito, no encuentra consuelo. Ni siquiera en la búsqueda de la verdad. En diálogo con el canal TN dijo que lo único que le pide a su hijo es que se la lleve con él: “Lo único que quiero es irme con mi hijo”.
Ayer, tres de los cinco detenidos en el marco de la investigación, fueron liberados por falta de pruebas. El juez de Instrucción del Crimen de IV Nominación, Miguel Ángel Moreno, confirmó que quienes permanecen detenidos e imputados son dos hermanos, Daniel y Ramón Ocaranza, que viven y trabajan en el pueblo. Uno de ellos tiene síndrome de down. Sin embargo, la familia de los detenidos aseguran que son inocentes y los quieren obligar a declarar. Mientras tanto, ordenaron numerosas pesquisas para determinar el lugar donde el pequeño fue violado, estrangulado y descuartizado.
Más de 10 mil personas se movilizaron, por tercera vez consecutiva, para pedir justicia junto a la familia de Marito. Dos curas de Quimilí dijeron que el crimen es consecuencia del excesivo consumo de drogas en la localidad. Lo mismo expresó la tía de la víctima. Mirta Salto dijo que "la droga está causando estragos en el pueblo".
El hecho. Marito se fue a pescar el 31 de mayo a un canal de desagüe cerca de su casa. Cuando no volvió creyeron que se había caído al agua. Sin embargo, su cuerpo fue encontrado descuartizado y según la autopsia fue golpeado, violado y estrangulado.