Sebastián Bof, de 34 años, estaba en su auto cuando lo abordaron dos delincuentes. Lo apuntaron con un arma en la cabeza y le robaron dos celulares y dos computadoras que tenía en una mochila. Todo ocurrió en Capital Federal.
“Estaban drogados”, le contó el hombre asaltado a Clarín. Luego del robo, fue a su oficina y llamó a la policía. Allí les relató todo lo que pudo ver, pero nunca se imaginó lo que sucedería después.
Sebastián logró localizar su iPhone gracias al sistema de rastreo con el que cuenta el celular y vio que estaba en Villa Zavaleta, a solo 10 cuadras de donde lo asaltaron. Cuando reveló esa información a los oficiales, rápidamente pidieron autorización a un fiscal y lo subieron al patrullero para ir hasta el lugar y recuperar las pertenencias.
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Móviles y motos de la Policía fueron con armas cargadas y chalecos antibalas. “Si empiezan los tiros vos escondete atrás de la puerta, que es blindada”, le dijeron antes de bajarse a enfrentar a los ladrones. La zona era muy peligrosa.
Sin embargo, todo fue en vano. Aunque la aplicación indicaba que sus pertenencias estaban cerca de un auto Volkswagen Gol de color negro, idéntico al que Sebastián describió cuando le tomaron la denuncia, la localización no era exacta sino que indicaba un radio de 10 metros.
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La fiscalía no autorizó la orden de secuestrar y revisar el vehículo, por lo que los policías y el hombre asaltado tuvieron que retirarse del lugar. Resignado, la víctima del robo vivió una odisea pero no pudo recuperar sus elementos, a pesar de saber dónde estaban.
Según informó Clarin la investigación sigue en curso. Pero mientras pasan las horas, menos probable es que puedan encontrar algo.