No hace falta decir que mujeres hubo en todas las épocas históricas. Sin embargo, es importante mencionar que hay una gran ausencia de sus nombres e imágenes en los documentos históricos que durante mucho tiempo fueron los referentes para estudiar de dónde venimos.
La Reforma Estudiantil de 1918, hecho icónico en la historia cordobesa y del país, no queda exento de esto. Si pensamos palabras que asociamos a la revolución de los estudiantes de ese año seguramente serán “Manifiesta liminar”, “Clínicas”, Deodoro Roca algunas de las primeras. Pero… ¿te sale pensar en el nombre de una mujer? Si la respuesta es no, no dejes lugar para la culpa. Durante mucho tiempo no se conoció con precisión la participación de estudiantes mujeres en el proceso de reforma.
Gracias a estudios históricos con perspectiva de género, hoy podemos hablar de mujeres como Prosperina Paravan, estudiante de Odontología que ante el cierre de la pensión -dormir y comer- del Clínica protestó, enfrentó la represión policial junto a sus compañeros y hasta formó parte del armado de plan de estudios de la reciente carrera que estudiaba.
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O de Margarita Zatzkin que en 1909, se recibe de médica en la UNC, pero que el ejercicio de su profesión se vio interrumpido por las exigencias que había sobre las mujeres en la época: formar una familia, dedicarse a los hijos o al cuidado de las personas.
Hoy la historia que vamos escribiendo es otra. La UNC cuenta con decanas mujeres y los colegios nacionales son mixtos. Hay gran cantidad de egresadas mujeres aunque la salida laboral es otro tema a mejorar.
Por ellas que en su momento no recibieron el reconocimiento que merecían, aquí las rescatamos y ponemos como protagonistas. Mujeres hubo siempre, ahora las vemos más.