El consumo de estupefacientes en encuentros sexuales no es algo nuevo. Sin embargo, hay estudios que sugieren que es cada vez más frecuente y que en algunas ciudades lo realizan entre un 4 y 19 por ciento de las personas.
El nombre técnico de esta práctica es “chemsex”. No tiene una definición aceptada internacionalmente pero la sexóloga Eugenia Bazán Quiroga detalló en una nueva edición de Sex Tips qué se trata del “uso de sustancias psicoactivas de manera intencional para potenciar, mejorar y prolongar la duración de la experiencia sexual”.
Aunque en Argentina no hay estadísticas, la profesional advirtió sobre una “tendencia creciente” que preocupa a los médicos. Además, contó que las drogas más usadas son metanfetamina, mefedrona, GHB y GBL, popper, MDMA y cocaína. Muchas veces se mezclan.
La especialista remarcó que conlleva varios riesgos. Entre los peligros, enumeró:
- Alteración en la percepción.
- Falta del uso de preservativos u otra barrera profiláctica, lo que lleva a una mayor probabilidad de contagio de infecciones de transmisión sexual.
- En algunos casos conduce a prácticas sin consentimiento.
- Implica riesgos en la salud. Por un lado, los estupefacientes interfieren con los medicamentos que usan las personas con VIH. Además, el policonsumo predispone daños cardiovasculares.
- Deterioros en la vida personal, social y laboral.
Recomendaciones
Ante este escenario, se desaconseja incursionar en el chemsex. “La mejor forma de evitar consecuencias negativas es no haciéndolo y trabajando sobre las dudas y dificultades que tengas”, indicó Bazán Quiroga.
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Y amplió: “Si necesitás mejorar tu confianza y autoestima, disfrutar más tu sexualidad, perder el miedo a tu rendimiento sexual, aprender y desinhibirse te recomiendo una consulta sexológica. Es un espacio seguro para cuidar tu salud y aprender a disfrutar tu vida sexual”.
Por otro lado, a aquellos que vayan a incursionar de todas formas les sugirió métodos para reducir riesgos y daños:
- Pactar con anterioridad preferencias sexuales, de consumo y preventivas.
- Aclarar con anticipación los límites en cuanto a prácticas sexuales.
- Pautar quiénes van a participar y cómo se van a cuidar.
- No compartir instrumentos de consumo (vasos, botellas, pipas, jeringas, canutos u otros) ni juguetes sexuales.
- Recordar que el consentimiento es reversible. En cualquier momento el encuentro se puede suspender aunque haya un consenso previo.
- Rodearse de personas de confianza.
- Aquellos que tengan VIH deben saber que hay drogas que bajan defensas e interfieren con las medicaciones de tratamiento. Lo mejor en estos casos es consultar con un médico de confianza con anterioridad.
- Si se mantiene un encuentro sexual sin protección acercarse dentro de las 24 horas a un centro de salud para una valoración y protocolo de profilaxis postexposición. En Córdoba, ese estudio se hace en el Hospital Rawson.