Arrancó el fin de semana largo de mayo en todo el país y Córdoba vuelve a ser uno de los puntos elegidos por los turistas. Las sierras aparecen como la opción más tentadora, pero la provincia esconde lugares soñados y pocos conocidos.
En este caso hablamos de los ríos que quedaron escondidos entre las piedras, convirtiéndose en cuevas acuáticas. Son muy atractivos para los más aventureros que se animan a vivir una experiencia diferente.
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Uno de ellos se encuentra en el corazón de la Pampa de Achala. Para visitarlo, hay que hacer una caminata con guía habilitado que parte desde en el parador Giulio Cesare. Está ubicado en el kilómetro 38 del Camino de las Altas Cumbres, en el ingreso al Camino del Peregrino, a unos 100 km de la ciudad de Córdoba.
Es un trekking de dificultad media y alta de 8 km de ida y vuelta. El tiempo estimado es de seis horas en total. Suena agotador pero vale la pena el esfuerzo, ya que se trata de un recorrido por la inmensidad de la montaña, atravesando arroyos, pastizales y vistas impresionantes de las Altas Cumbres.
La recompensa es aún mayor cuando se llega a la entrada del río subterráneo. Con un poco de destreza, hay que descender entre las piedras hasta unas cavernas por donde pasa el curso de agua cristalina formando ollitas y cascadas.
No es necesario mojarse para poder recorrerlo, sino que se disfruta caminando cuidadosamente entre las piedras. Además, en algunas zonas, la luz es reducida por lo que la ayuda de una linterna se hace importante.
Otro dato a tener en cuenta es que no hay señal, por lo que es un lugar ideal para conectar con la naturaleza.
La excursión se realiza con grupos de más de siete personas. Para reservar tu lugar, hay que contactarte con una semana de anticipación con el parador Giulio Cesare.