Ariel Enrique Pedraza (44) integraba el grupo del Eter, era instructor de tiro y estaba pronto a jubilarse. El 5 de noviembre de 2013, cargó su arma reglamentaria 9 milímetros y asesinó a sus hijos Tobías (12) y Morena (10). Luego se quitó la vida de un tiro en la sien. Todo ocurrió en su departamento de barrio Alberdi, dos semanas antes de haber superado el test psicológico para ascender de cargo.
Desde entonces, Paola Fernández, su expareja y mamá de las víctimas, reclama que los uniformados sean sometidos a controles psicológicos en instituciones externas a la Fuerza de Seguridad. A su vez, hace ocho años que lleva adelante una demanda civil contra la Provincia de Córdoba y por la que debió sortear varios obstáculos ajenos.
+ VIDEO: El reclamo de una madre por sus dos hijos asesinados
Su abogada, Natalia Oviedo, explicó en Arriba Córdoba que esperan una resolución justa y responsabilizó al Gobierno provincial por no “tomar cartas en el asunto” en su deber de responder por los daños cometidos por sus agentes con armas reglamentarias.
Fernández reclama una indemnización por daños y perjuicios, aunque para ello debe ser sometida a pericias psicológicas y psiquiátricas. Sobre esto, Oviedo señaló que varios hechos demoraron el proceso y mencionó, además del fallecimiento de la madre y el padre de Paola Fernández, el sorteo de peritos.
“Son empleados de la provincia, entonces se excusan de intervenir porque tienen una incompatibilidad. Entonces no hemos logrado que un perito oficial acepte el cargo y pueda llevar a cabo las pericias psicológicas y psiquiátricas que es lo único que falta para concluir el perito de prueba para lograr una sentencia justa”, manifestó.
A 10 años del crimen, la carta de la madre
Hace 10 años, encontré a mis pequeños hijos Tobías y Morena asesinados en el departamento de su padre, un sargento del grupo especial del Eter, de las fuerzas policiales de la provincia de Córdoba, quien también se había matado ese día, como a nuestros hijos.
Sin embargo, a 10 años de la muerte de mis hijos, no diré más que lo que antes dicho sobre el cómo, dónde, por qué, cuándo…
Hoy quiero hablar sobre el sentir. Diré sobre el sentir de sus huellas y el vivir después de sus muertes. Hoy puedo decir-sentir que el tiempo casi no importa, que 10 años resultan una montaña y a la vez un instante… según mi sentir.
Hoy puedo decir que ellos han desaparecido de la faz de la tierra; sin embargo están presentes eternamente en este mundo, según mi sentir.
Decir que los recuerdos sobran; sin embargo, quedaron momentos sin vivir, faltó tiempo, según mi sentir.
Decir que están en cada mensaje que me llega contándome sobre algún compañeritos de ellos, de su escuela, hoy jóvenes de 20 y 22 años.
Puedo decir que son parte de nuestras historias familiares y que siguen revoloteando en nuestros discursos diariamente.
Tobías y Morena tienen dos hermanos en la faz de la tierra, familia directa y familia del corazón que siempre están allí, siguiendo nuestras vidas, nuestro estar en la vida.
Se suman amigos, conocidos, amigos de amigos, conocidos de conocidos que siempre, siempre están junto a nosotros.
Nuestra lucha visible se ha aplacado, estamos menos visibles, pero cada cinco de mes muchas voces nos conectamos en oración porque entendemos que es un modo de agradecer y de pedir; rogamos por la paz y la unión de todas las personas, y un cambio que favorezca la calidad de nuestras instituciones.
La de todos.
La de víctimas y la de inocentes.
La de victimarios y culpables.
La de civiles y oficiales.
Porque es ese nuestro sentir.
Porque desde hace 10 años que ocurrió esta tragedia en nuestras vidas y lamentablemente no dejaron de suceder.
Hoy deseo conmemorar la vida en todas sus manifestaciones, agradecer, pedir y seguir adelante.
Sólo me queda agregar, según mi sentir, que los reclamos de justicia a todo nivel y en cualquier ámbito aún no son respetuosamente escuchados y respondidos.
Hoy deseo conmemorar a mis hijos, a mis 4 hijos, y en ellos a todos sus hijos. Pedir para ellos un mejor universo.
Siempre agradecida.
Paola Fernández.