Las mordeduras le provocaron heridas profundas e irreversibles a Viviana Vaca. “Había cinco dóberman. Yo lloraba porque me despedazaban. Me agarraron los brazos, las piernas y yo decía “Dios, ayuda”. Me estaban comiendo todos los pedazos, me dejaron los huesitos nomás", declaró a los medios.
En la noche del 15 de septiembre y por motivos que no fueron aclarados por la investigación judicial, la mujer entró a un predio de la calle Amadeo Belén Cabrera al 1500 del barrio San Cayetano. Al verla en medio de la oscuridad, los perros la atacaron. Intentó defenderse pero no pudo hacer mucho y estuvo a merced de los celosos animales durante una hora y media hasta que intervino una vecina y logró espantarlos.
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La víctima asegura que no entró a robar aunque admitió que había estado trabajando “en la calle” con su hermana, las corrió la policía y para escapar se metió en esa casa. Además, apuntó al dueño de los perros. "Yo le decía 'no estoy robando, ayúdeme' y él lo único que hacía era dejar que los perros me coman. Le pedí a Dios que me ayude porque era mucho", dijo desesperada.
Viviana salvó su vida gracias a la audacia de Susana Almada, la mujer que vio el ataque feroz y pidió ayuda. “Escuché a los perros ladrar. La atacaban, de un lado y del otro. Le arrancaban la carne y la masticaban. No la mordían, la comían", describió la mujer.
El caso está en manos de la justicia de San Francisco. En declaraciones a Radiocanal la mujer contó el trauma que vivió.