El baño de sangre se produjo en Santa Rosa, capital de La Pampa, entre tres miembros de la fuerza de seguridad. En la madrugada de este domingo, el penitenciario José Pablo Martínez irrumpió con violencia en una fiesta, organizada por policías federales, para matar a dos de sus miembros. Herido de bala, el asesino acabó con otra vida más, la suya.
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Muy enojado por el ruido que se escuchaba desde un departamento cercano , el efectivo del Servicio Penitenciario Federal (SPF) se dirigió a la casa del vecino del mismo complejo donde él residía -calle Ingenieros 1140- para acabar con la música alta. Con una escopeta, el ayudante de primera destruyó la puerta del departamento. Luego asesinó al subinspector Gabriel Díaz y a su invitado, el oficial ayudante David Garnica.

El resto de los participantes ya se había retirado de la fiesta, pero el homicida inició una ráfaga disparos –al menos se escucharon 17-, que terminó abruptamente con la diversión. Según las primeras investigaciones, Martínez comenzó baleando a Díaz. Pero, instantes después, Garnica tomó el arma reglamentaria de la primera víctima y alcanzó a repeler al agresor.
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Sin embargo, el penitenciario, herido de bala, apuntó nuevamente contra el uniformado que quiso protegerse y finalmente lo mató. Luego bajo hasta su casa en la planta baja para suicidarse de un escopetazo en el pecho.
