Un caso de gatillo fácil que conmocionó a Córdoba y el país y 11 uniformados condenados. Este domingo se cumplen tres años del crimen de Valentino Blas Correas, el adolescente de 17 años que murió en manos de la Policía.
El tercer aniversario del asesinato policial se produce a cuatro meses de la sentencia que envió a prisión a los responsables del homicidio y a los encubridores. En el fallo la Justicia pidió ampliar la investigación, incluyendo a autoridades políticas.
Este domingo la familia de Blas participó de una misa en honor al adolescente. En un mensaje a toda la comunidad, expresaron: "Ha sido el ángel que nos ha dado fuerzas para seguir esta lucha, para levantarnos cuando creíamos que todo estaba perdido, para iluminar el camino que debíamos seguir y que pensamos seguir hasta el final de nuestros días".
En agosto de 2020, el caso de violencia institucional impulsó movilizaciones masivas que se hicieron escuchar a lo largo y a lo ancho de la Argentina. Era plena pandemia por el coronavirus y regían las restricciones por la cuarentena.
Aquella medianoche del 6 de agosto de hace tres años, Blas y sus amigos volvían de cenar a bordo de un Fiat Argo blanco. Unas cuadras antes de recibir los disparos tuvieron un altercado con dos hombres que iban en una moto.
Los motociclistas alertaron metros más adelante a dos policías que había un auto haciendo maniobras peligrosas. Eso derivó en una alerta radial. Y lo que podría haber sido un control normal, una multa o un llamado de atención, terminó en crimen.
Según consta en la investigación, los adolescentes evadieron el control policial en el cruce de la avenida Vélez Sarsfield y Romagosa. Los videos ayudaron a establecer que los policías Lucas Gómez y Javier Alarcón dispararon al auto que no frenó en el retén.
Uno de esos balazos hirió de gravedad a Blas Correas. Los chicos continuaron su camino, que terminó con el Fiat Argo en pleno centro de la ciudad y uno de los adolescentes muerto.
Con las investigaciones posteriores, el fiscal de instrucción José Mana pudo determinar que Alarcón era el policía que empuñaba el arma y a su lado estaba Gómez. Se comprobó que el primero disparó dos tiros y el segundo, cuatro. Cinco de estos dieron contra el auto donde viajaban los chicos. Y se supo que del arma de Gómez salió el proyectil que mató a Blas.
Luego de la balacera fatal inició la trama encubridora que comprendió comunicaciones entre los uniformados para buscar un revólver trucho, plantarlo en la escena del crimen y simular un rastrillaje para secuestrarlo. Por otra parte, se reprochó incluso a jefes policiales que se reunieron en Plaza de las Américas y omitieron denunciar lo sucedido y seguir el protocolo que correspondía.
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La agente Wanda Esquivel fue quien en el juicio derribó las mentiras que habían construido al menos nueve policías. Confesó que ella fue quien plantó un arma en una rotonda cercana para que el asesinato cometido por Gómez y Alarcón tuviera una justificación. Y omitió avisar por radio que Blas estaba muerto y que el disparo había salido, sin justificación alguna, de las armas de sus compañeros.
Condenas más de dos años y medio después
El juicio por el asesinato de Blas Correas finalizó el 31 de marzo y 11 agentes recibieron condenas. Los cabos Gómez y Alarcón, quienes dispararon en el control policial aquella madrugada, recibieron la pena de prisión perpetua.
Por las maniobras de encubrimiento posteriores, la Cámara Octava del Crimen, con jurados populares, condenó a la agente Wanda Esquivel a 3 años y 10 meses de cárcel; oficial Yamila Martínez a 4 años y 3 meses; cabo Leandro Quevedo a 4 años; oficial Ezequiel Vélez a 2 años y 6 meses; subcomisario Sergio González a 4 años y 10 meses; comisario inspector Walter Soria a 4 años y 9 meses; subcomisario Enzo Quiroga a 4 años y 8 meses; comisario inspector Jorge Galleguillo a 4 años y 8 meses; y comisario inspector Juan Gatica a 4 años.
Al mismo tiempo, la Justicia resolvió absolver al cabo Leonardo Martínez y al agente Rodrigo Toloza, quienes se encontraban imputados por encubrimiento y por falso testimonio.
Dos causas paralelas
Existen dos causas que aún continúan abiertas alrededor del crimen de Blas Correas, por fuera de las condenas que se dictaron en el primer juicio.
Una apunta a investigar las actuaciones de varios funcionarios y exfuncionarios como la actual jefa de Policía, Liliana Zárate Belletti, quien estaba a cargo del área de Recursos Humanos, del ex ministro de Seguridad de la Provincia, Alfonso Mosquera, su ex secretario, Lucas Mezzano y el ex comisario Gonzalo Cumplido, entre otros.
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También de esta causa se desprende investigar el rol de otros policías que incurrieron en delitos que no fueron juzgados en el primer proceso. Por ejemplo, se pidió aclarar el papel de los uniformados que rodearon el vehículo detenido en Chacabuco y Corrientes, mientras en el interior agonizaba Blas.
Otro expediente que se desglosó de la investigación original tiene que ver con la negativa de la Clínica Aconcagua de atender a Blas Correas cuando fue llevado de urgencia a ese nosocomio tras recibir el balazo policial.