“Rosario Tijeras”, es como definieron fuentes judiciales a Lidia Rosa Mena, más conocida como Gringa Mena. La presunta jefa de la banda de venta de droga minorista más grande de Córdoba capital fue detenida el jueves por la tarde en un operativo en su domicilio de barrio Ciudad Evita.
No es la primera vez que cae presa y tampoco sorprende que haya ocurrido. La Gringa Mena lleva una vida rodeada de delincuencia, delitos y droga. Vive en la casa que siempre habitó, la misma en la que fue detenida en 2016, cuando fue condenada y debió cumplir su pena.
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La vivienda es de construcción estatal y le fue otorgada cuando reubicaron a familias que habitaban las villas de emergencia de la capital. En el operativo del 2016 los agentes llegaron a la casa que por fuera tenía aspecto humilde, pero en el interior había lujos de todo tipo.
De acuerdo a lo que publicó Clarín en ese entonces, había pantallas LCD, equipos de música de alto nivel, un garaje repleto de cuatriciclos y motos. También una ducha escocesa en el baño y un grupo electrógeno para no quedarse sin luz.
Ante esta nueva detención, fuentes de la causa precisaron a ElDoce.tv que es “un golpe fuerte al narcotráfico”. La Gringa Mena tiene gran influencia en barrio Ciudad Evita pero se investiga si tiene vínculos con otras bandas de narcotraficantes como “Los Peruanos”.
2016
Cerca de las 17 de un día de verano del 2016, horario en el que la Gringa dormía la siesta, la Dirección de Lucha contra el Narcotráfico le dio un golpe inesperado a la jefa narco. Al ingresar a la casa de Ciudad Evita hallaron más de medio kilo de cocaína fraccionada en 1.007 dosis, 145 gramos de alta calidad, que se comercializa a un precio más alto y unos 6 mil pesos en efectivo, equivalente a 150 mil actuales.
En ese entonces la Gringa era investigada por la Justicia desde hacía años por sus vínculos con la venta de estupefacientes, situación muy similar a la de la actualidad. En 2007 fue detenida por la Justicia Federal pero quedó en libertad. En marzo de 2013 hallaron 200 gramos de marihuana en su casa y fue imputada, pero luego declararon el operativo como irregular y también fue liberada. Según dijo en ese momento, se mantenía con el kiosco que funcionaba en el frente de su casa.
Secuestro
En noviembre de 2013, la Gringa Mena debió acudir a la Policía porque habían secuestrado a su hija de 17 años. Le exigían el pago de un rescate por 200 mil pesos o 20 kilos de cocaína. Al parecer, la presunta jefa narco ya sabía que estaban detrás de su familia.
Uno de sus hermanos estaba preso en Bouwer y había sido alertado por otro presidiario. “Esta noche le vamos a reventar la casa a ‘La Gringa'. Tiene mucha guita y merca”, le habían dicho. El hombre llamó a la Gringa y le avisó, por lo que ella se escondió en la casa de otro hermano. Así, los secuestradores fueron por su hija, que vivía a 150 metros de la casa marcada.
Luego de la intervención de la Justicia, la hija de Mena fue liberada 24 horas después del secuestro. Se pagó un rescate de 7.500 pesos y días después la presunta jefa identificó al negociador, un hombre al que le había vendido un auto.