La vida de Fernanda Guardia tuvo un dramático giro aquel 17 de mayo de 2021 en el que perdió a Sol Viñolo -su pareja- y a su amigo Agustín Burgos. Borracho, drogado y a alta velocidad, Alan Amoedo los arrolló en la banquina de avenida Circunvalación.
A casi seis meses de aquella siesta trágica, y mientras el conductor sigue libre, la sobreviviente no encuentra consuelo ni justicia.
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Es otra vida. Fernanda ya no es la misma. El dolor le atraviesa el cuerpo y le parte el alma. Ahora sus días son lentos, casi inmóviles. Su tristeza se revela en su mirada parda, atónita. Aquella tragedia cambió su historia y la de los familiares y amigos de las víctimas.
Fernanda recibió al equipo de El Doce en la casa que compartía con Sol, su compañera. Ella quería hablar, decir lo piensa sobre lo que ocurrió y expresar lo que siente por estos días.
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“Es muy raro ese momento entre lo que pasaba antes y lo que sucede ahora. No importan las cosas que importaban antes. Lo que importa para mí desde el momento del choque es seguir respirando. Y para Sol y Agus lo que importa es que haya un equilibrio de justicia con ellos”, dijo la joven de 33 años.
Su relato se quebró varias veces por las lágrimas. Pero siguió: “Todo eso que era antes ya no existe más. No hay forma de volver atrás, pero existen formas de crear cosas nuevas y en eso estoy. En crearme un nuevo cotidiano donde es común para mí que me pongan un antibiótico todos los días, tomar mis pastillas, que me duelan las piernas o tener que andar en silla de ruedas”.
Sobre Amoedo
El conductor del Volkswagen Vento que arrolló a Sol, Agustín y Fernanda fue por imputado por el delito de “homicidio culposo agravado” a las pocas horas del siniestro vial y quedó detenido.
Sin embargo, a principios de junio el fiscal Tomás Casas ordenó su liberación y en los últimos días de ese mes agravó la imputación de Amoedo a “homicidio con dolo eventual”.
“Desde el momento que a mí me chocaron estoy padeciendo miles de cosas. Me tiene que cuidar alguien, tengo dolor todos los días. Sol no está acá en casa; Agus no está con su hija. Nos pasaron muchas cosas que se desencadenaron desde ese día y a Amoedo no le ha pasado nada todavía. Eso me parece injusto porque ya cometió su delito y debería estar pagando por eso”, manifestó Fernanda.
“Me parece un estereotipo de accionar que lo vemos seguido en la sociedad. Hay varios Amoedos que tienen este desprecio por la vida y se sienten superiores. O les da cierta fortaleza estar alcoholizados, consumir drogas, andar en exceso de velocidad, como si eso fuera bien visto por no sé por quién. Como que sacan fuerzas o un poder de eso. Él debe haber estado muy carente de otras cosas como para buscar en ese accionar algo que lo complete y no dimensionar el daño que puede hacer”, reflexionó.
Doble dolor
Fernanda resiste y atraviesa sus días entre antibióticos y calmantes, esperando recuperarse de una infección en su pierna derecha. Cuando eso ocurra podrá ser operada de la pierna izquierda fracturada. Mientras tanto, su vida transcurre pensando en el minuto siguiente.
“Tengo que tener paciencia y sé que puedo recuperar mi cuerpo, que voy a poder caminar. Todo es muy lento, tengo para tres o cuatro meses de antibióticos intravenosos. Mi rehabilitación con fisioterapia es muy lenta porque tengo mucho dolor en la pierna y a la otra la tengo fracturada. Después de eso se analizará la posibilidad de una operación, todo depende de cómo vaya la infección”, relató.
A la joven la sostienen el amor, la paciencia y la dedicación de su familia y grupo de amigos, mientras busca algo de calma en el hogar que compartía con Sol. “Al estar en esta casa me siento acompañada por ella. En realidad me siento acompaña por los dos. Ya no me siento sola, no me concibo como Fer, ahora soy yo con Sol y Agus”.
“Todos los días significan momentos de sanación. Todo gira en torno a mi recuperación y me parece muy injusto que él no esté preso y yo tenga que estar todo el día preocupándome de mi recuperación. Todo porque él me pasó por encima con el auto”, dijo entre lágrimas.