La vida de Ramón Contreras se enriquece a diario con el trabajo solidario. Desde hace un tiempo, este hombre humilde que se crio debajo de un puente en el barrio Chino, descubrió que su verdadera vocación es ayudar a los que menos tienen.
Ahora, vive en la calle Adelia María al 1000 del barrio Obrero. Allí, tiene su casa, su familia y un precario merendero a donde llegan los chicos de la zona para tomar un desayuno. “Cuando era chico sufrimos mucho y se lo mal que lo pasan. Son muchas las necesidades en el barrio y hay que hacer algo”, le dijo al sitio Puntal.
El changarín se hizo conocido cuando salió a limpiar jardines a cambio de juguetes, que luego repartió en navidad del año pasado. “Lo que yo tengo lo comparto. Si veo que alguien no tiene para comer prefiero quedarme sin comer, dejar mi plato, para dárselo a quien no tiene”, asegura.
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Contreras arma bolsones de mercadería con las donaciones que recibe a cambio de los trabajos de jardinería. Lo ayudan su esposa y sus hijos. Cambian por alimentos los plantines que les donó un vivero de la ciudad.
El próximo objetivo será el merendero al lado de su casa. “Estamos levantando un saloncito, que originalmente iba a ser una habitación para mis chicos, pero después decidimos dedicarlo a los niños”, aseguró.