Con apenas siete años, Thiago espera para realizarse la sexta punción lumbar de su vida, luego de un año de tratamiento para vencer a una leucemia de alto riesgo. Pese a todo, nunca perdió la alegría ni las ganas de ayudar a los demás chicos que viven situaciones similares en los hospitales.
Por eso, no deja de disfrazarse como Topa, su ídolo, para visitar y sacarle una sonrisa a los amiguitos del Hospital Posadas de Buenos Aires, donde le dio pelea al cáncer. "Los payamédicos me taparon para que sea más sorprendente, y cuando terminé de cantar, esas caras de tristeza que me dan mucha pena, pasaron a ser de felicidad", contó sobre los primeros pasos de su ejemplar tarea solidaria.
"Me puso contento divertir a mis amiguitos del hospital, más que nada porque sé que están aburridos esperando para la quimio”, expresó.
Una anécdota pinta de cuerpo entero a este pequeño gigante de poco más de un metro. En una de sus punciones, la mamá le dijo "ojalá fuese a mí a quien pincharan en vez de a vos", y él le contestó: "No mami, esto no se lo merece nadie, ni vos, ni papá, ni el abuelo, nadie”.
Fuente: Clarín.