Trabajar después de trabajar. Es la situación que atraviesan muchos jubilados en Argentina para sobrevivir en medio de un crítico contexto inflacionario.
José tiene 75 años, cobra la mínima y no le alcanza para nada. Por eso, sale a trabajar para generar ese dinero extra, cubrir sus necesidades básicas y tener una vida lo más digna posible.
Contó a Noticiero Doce cómo es su día a día en el supermercado donde acomoda la mercadería en las góndolas y lamentó: “Si no hacés algo extra no vivís porque son en promedio 3 mil pesos por día”.
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“Me levanto a las 4, veo los pájaros, 5:30 estoy tomando las pastillas para la tensión y vengo para acá que Miguel abre a las 6”, relató José desde el súper. Y recién a las 16:30 regresa a su casa para continuar con las tareas domésticas junto a su esposa.
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Confesó que al mediodía no come, sino que almuerza y cena a la vez a las 18:30: “A las 20 ya estoy durmiendo”. Y así todos los días desde que se jubiló. “La ventaja que tengo yo es que mi señora es jubilada también, si no fuera así, no sé cómo viviríamos”, expresó el jubilado.
Historias que se repiten
Ernesto tiene 62 años y es pensionado. Hace un año que trabaja en la esquina de Juan B. Justo y Bartolomé Argensola vendiendo pan a los automovilistas.
“Se vende algo”, reconoció con la mirada triste a Noticiero Doce. A veces pasa todo el día en esa esquina y otros desde las 17. Lo hace para “poder comer y sobrevivir”.
Ante la cámara confesó que le “encantaría” descansar después de tantos años de trabajo, pero al igual que José “no se puede”.