El pasado lunes 17 de mayo, Alan Amoedo subió alcoholizado y tomando cerveza a su VW Vento. A alta velocidad y con 2,07 gramos de alcohol en sangre, chocó desde atrás a dos autos estacionados al costado del camino con problemas mecánicos.
El saldo fue desastroso: Sol, de 30 años, y Agustín, de 31, fallecieron por el impacto. Tras guardar un entendible silencio en medio del dolor, la familia del joven publicó una emocionante carta para despedirlo y, a la vez, pedir justicia.
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"Querido, requerido, totalmente amado, no dejás de estar aquí, en cada encuentro, en cada adiós, en cada choque de vasos, en cada cruce de miradas, en cada emoción, en cada abrazo que perdura, en cada respiración, en cada día, en cada paso, en cada estación, en cada hoja que cae del árbol que sos, en cada hoja que nace, como vos", expresaron.
Sobre los responsables del accidente -el conductor y quienes debieron controlarlo y frenarlo antes de la tragedia-, afirmaron que "nadie quedará impune por lo que pasó". "Todas las personas e instituciones negligentes hasta la médula que provocaron este terrible dolor se harán responsables por su indiferencia ante la vida", agregaron.
La carta completa de la familia de Agustín:
Tu súbito viaje nos ha golpeado. Nos ha dejado un vacío insondable en el corazón. Un tejido de vínculos ha sido lastimado y ha sufrido una conmoción dolorosa que no obstante nos ha unido en una red de contención y de amor que nos sostiene. Vos, el buen Tuti, el Oso, el Agus, el Manu, el Gnomix, el Papi. Cómo te extrañamos. Ser querido, ser generoso, ayudador del otro, olvidado de sí, entregado al obsequio vital, a esa gema que brilla en el fondo íntimo de la vida, justo aquí, donde tu alma ahora descansa, se renueva, se ecologisa, se nutre, se potencia para volver, ¿A dónde? ¿En qué zona? ¿En qué región? ¿Como un niño nuevo? ¿Como pajarito que ahora canta? ¿Como agua clara de manantial que fluye libre? ¿Como un arbolito lleno de energía del cielo floreciendo con el aleteo clareante de sus hojas erizadas al viento y la luz?
Es esta la certeza que alivia. Y el calor de tu corazón eterno fulge en cada bisel del nuestro, nos da fuerzas, nos acompaña, nos ayuda, nos ama.
Laburante incansable, músico, fotógrafo. Llueven anécdotas de las personas que son tus hermanos y hermanas, tus amigas y amigos del alma (y decimos que son, porque sos. Nunca dejarás de ser para ellos) Tal es el tejido de amistades cultivadas por vos con amor que se diría tuviste más de una vida, o una vida íntegra, diversa, abriendo miles de caminos aparentemente oblicuos que ahora se reúnen en vos. Y eso es mucho, ¿sabés? Es muchísimo. Fundaste una familia a cielo abierto, una sólida comuna, refugio contra las enfermedades del sistema (este sistema en sí mismo es la enfermedad), somos tu tribu, cacique manu, gnomo de luz, tu legado está a salvo, y tu gemita, esa florcita que abarca el mundo con sus ojos y borra toda fealdad con su risa, esa florcita llamada Vera que lleva tu esencia, está a salvo y abrazada por todos nosotros y por el amor de su mamá para siempre. Y vos, que ahora estás hermoso, clareante, elevado, crecido en los ojos, en silenciosa calma, de algún modo nos hacés reír, suspirar regocijos de que ya sos todo. Querido, requerido, totalmente amado, no dejás de estar aquí, en cada encuentro, en cada adiós, en cada choque de vasos, en cada cruce de miradas, en cada emoción, en cada abrazo que perdura, en cada respiración, en cada día, en cada paso, en cada estación, en cada hoja que cae del árbol que sos, en cada hoja que nace, como vos.
Como familia nuclear de Agustín queremos agradecer desde lo más profundo de nuestro corazón a todos y a todas, amigxs y familiares por estar, por sus mensajes de contención, por los abrazos hondos y fuertes en este momento de dolor y lluvia.
Asimismo a la Facultad de Arte por su pedido de justicia.
Y especialmente a las familias de Sol y de Fer, nuestras condolencias y fuerzas, porque también fueron víctimas de este terrible accidente que no debió haber tenido lugar para suceder. Le deseamos a Sol mucha paz del otro lado del camino, que le de paz a su familia con su alma que los cubre, que los cuida. Le deseamos a Fer una recuperación total. Que pueda sanar con todo el amor que la rodea.
Estamos siempre para lo que necesiten, somos familia.
Todo lo que haya que hacer lo haremos.
Nadie quedará impune por lo que pasó.
Todas las personas e instituciones negligentes hasta la médula que provocaron este terrible dolor se harán responsables por su indiferencia ante la vida.
Se hará justicia.
Agradecemos el compartir y difundir.