Nadie sabe por qué, pero aquella tarde del 18 de septiembre de 2018, sin autorización firmada por los padres, el Ipem 137 de la localidad de La Paz abrió sus puertas una hora antes de lo normal y los chicos salieron rumbo a sus casas.
Esa hora fue fundamental y pudo ser determinante en el rumbo que tomó más tarde la investigación por Delia Gerónimo Polijo. La joven de 14 años desapareció ese martes y la Justicia, a un año de aquel acontecimiento, no pudo determinar qué pasó.
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Esa tarde Delia caminaba, como todos los días, los seis kilómetros que separan la escuela y el paraje La Guarida, una comunidad boliviana donde vivía junto a su familia. Los padres sabían que hacer ese trayecto le llevaba una hora y diez minutos, por lo que al ver que ya eran las 18.30 y no llegaba se preocuparon, inclusive sin sospechar que los chicos habían salido una hora antes de la escuela.
Llegar tarde no era una conducta propia de Delia, pero nada hacía suponer que algo podía pasar en un poblado tranquilo de 1.500 habitantes. Las horas pasaron y la joven nunca regresó. A las 20 horas la familia ya estaba haciendo la exposición en la Policía. Desde ese momento, Delia se convirtió en un misterio y la localidad de La Paz perdió la esencia de su nombre.
+ VIDEO: El informe y el testimonio de la familia:
Sospechas
Delia salió de la escuela pasada las 16 y unos minutos más tarde fue captada por las cámaras de seguridad de la estación de servicio que está saliendo del pueblo. Testigos aseguran que la vieron por última vez caminando por la curva del hipódromo. En ese lugar encontraron gomitas del pelo, aros y pulseras que pertenecían a la joven.
Los primeros imputados fueron dos vecinos de la zona. Por un lado, el artesano que le había vendido la bijou un día antes de la desaparición a la joven. Por el otro, un hombre que fue señalado por un perro de investigación, utilizado para hacer un rastrillaje. El can detectó la presencia de Delia en su campo.
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Ambas imputaciones quedaron desestimadas con el correr de la investigación y la causa dio un giro de 180 grados el 24 de diciembre de 2018: una mujer denunció en la comisaría que su marido la golpeó y la amenazó gritándole que la iba a matar, y que después la tiraría al “pozo de Pinocho como hice con la boliviana”.
Cuando la Justicia logró la orden de allanamiento y fue a la casa, Mauro Martínez, un empleado municipal de 27 años y vecino de la familia de Delia, se había suicidado.
La investigación
En primera instancia la causa estuvo a cargo del fiscal Raúl Castro, pero al asumir como juez en los Tribunales de Villa Dolores el expediente pasó a manos de la fiscal Lucrecia Zambrana. Está bajo secreto de sumario.