Todo era fiesta. Los alumnos de una escuela del barrio porteño de Belgrano festejaban sus últimos días del secundario al ritmo del dj de Caix, boliche ubicado en la Costanera Norte de Capital Federal. El calor de tanto bailar llevó a algunos presentes a tener que tomar aire fresco afuera. En ese instante, el sofocón de la alegría se transformó en un hielo que congela el alma.
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"'La están violando, reaccioná, ¡la están violando!'", se dijo a sí misma una joven de 20 años cuando presenció cómo cuatro hombres atacaban sexualmente a una nena de 15 años. La testigo, que paseaba sola refrescándose en el exterior oscuro de la discoteca, decidió actuar frente al atroz crimen.
El episodio fue relatado por la mujer que reaccionó en defensa de la menor, por las redes. "Veo una chica, una nena. No pasaba el metro cincuenta, morocha y flaquita. No podía ni estar parada. Estaba rodeada de chicos, todos la doblaban en altura. Dos la sostenían de los brazos mientras uno la empujaba contra la pared, donde estaba otro chico; éste, desde atrás, le metía la mano adentro del short, mientras que el de adelante la tocaba por adentro de la remera.” Así comienza la escalofriante descripción.
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La joven se quedó petrificada por unos segundos cuando escuchó un balbuceo de ayuda. Hasta que el fuego brotó de su interior y reaccionó. En su narración dio detalles conmovedores: “Empujé a 3 de los chicos que la sostenían y la agarré de la muñeca, tiré de ella para poder sacarla de ahí, pero el chico con la mano en su short no tenía muchas ganas de soltarla. Con mi mano en forma de puño junté toda la fuerza que tenía y le pegué en la cara al chico para que la suelte.”
Aún dolida en su cuerpo y el alma logró que los criminales la dejen y se fuguen. Cuando tomó a la víctima del brazo para ayudarla a pararse nuevamente, sorpresivamente aparecieron un par de compañeritos de ésta para cuestionarle el socorro, aduciendo un eventual consentimiento de la adolescente atacada.
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Sin poder digerir lo que había pasado y el planteo crítico posterior, la comprometida y valiente mujer dejó a la nena abusada en el servicio médico y se retiró. “Me subí al auto y toda la angustia, la bronca, el miedo, todo lo que me había tragado, salió. Lloré todo el camino a casa”, se descargó.