El caso conmocionó a la opinión pública hace más de cuatro años: un vecino de barrio Cerro Norte puso en fuga a los tres ladrones que habían ingresado a su casa en mitad de la noche defendiéndose con una catana que tenía como adorno colgada en una pared. A partir de entonces, al obrero metalúrgico que protagonizó el hecho se lo llamó "el samurái cordobés".
Los cinco condenados por el hecho (los tres que ingresaron a la vivienda, el que se quedó en la puerta actuando como campana y una cómplice) están en libertad. Uno de ellos, Juan Cruz Toloza, pidió que se investigue por qué no fue operado en una mano mientras estuvo preso.
Su abogado argumentó que el joven recibió una mala atención en el Hospital San Roque. Incluso indicó que se ignoró una orden judicial para que se le coloque una prótesis en su mano izquierda, en la que no tiene movilidad.
De acuerdo a la versión del profesional, el delincuente herido no puede encontrar trabajo por esta razón, pese a que terminó el secundario estando preso. Entre otros argumentos, cita el artículo 143 de la ley 24.660, que obliga al Estado brindarle a los presos "oportuna asistencia médica integral". La norma manda que "los estudios diagnósticos, tratamientos y medicamentos indicados sean suministrados sin cargo".
+ VIDEO: el Consejo Médico se defendió de los dichos del delincuente