La madrugada del domingo en Córdoba fue un descontrol. Un joven pudo haber sido víctima de una tragedia cuando salió de un baile en el Estadio del Centro y fue atacado por una patota.
Quedó tirado en medio de la calle inconsciente después de recibir patadas en la cabeza. Sobrevivió gracias a la reacción de una joven testigo, que en diálogo con ElDoce.tv revivió la situación: "Me acordé de Fernando Báez Sosa, fue lo único que se me vino a la mente".
Trinidad Toledo (23) contó en Twitter que le salvó la vida al realizarle maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP) durante al menos 10 minutos.
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“Logré que se despertara, no se imaginan lo que fue y cómo me siento”, expresó la chica desde su cuenta @Triiniibelenok. Entre los comentarios, recibió el agradecimiento de la hermana de la víctima: “Hola es mi hermano el que salvaste hoy gracias a Dios y a ti está bien en casa”.
Trinidad reveló en diálogo con ElDoce.tv que salió del baile y vio "un montón de gente amontonada". "Ya me estaba yendo y cuando se dispersaron, lo vi en el piso y a tres que le pegaban", recordó.
Cuando los agresores huyeron corriendo, vio que el chico no reaccionaba y no dudó en acercarse, tirarse al lado y auxiliarlo. "Le abrí los ojos, los tenía blanco y no respiraba", detalló la chica e inmediatamente aplicó sus conocimientos en RCP.
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“Cuando le siento el pulso lo dejo de hacer y pido hielo. Estaban todos amontonados y no podía respirar. Le mojo la cabeza y cuando le mojo la nuca se mueve y despertó”, detalló la joven que aprendió las maniobras en el secundario y durante un curso de Secretariado Médico.
De acuerdo a lo que contó, la víctima “no pudo decir nada, estaba débil, mareado”. Luego sus amigos, con la ayuda de un hombre que se solidarizó, lo trasladaron al hospital.
Como si el joven no hubiera tenido suficiente después de la brutal golpiza, una chica se acercó mientras le hacía RCP, fingió que era su amiga y le sacó el celular. Cuando se despertó, apareció la verdadera amiga y descubrieron que le habían robado.
Después de varios minutos de tensión, Trinidad volvió a respirar, cayó en la cuenta de lo que había logrado y no pudo contener las lágrimas. “Cuando lo vi y se fue no podía creer. Caí cuando me volvía a mi casa. Mis amigos me decían 'dejá de llorar'. Sucedió todo muy rápido”, cerró emocionada.