Eran las 20:00 del pasado lunes 10 de junio. El delincuente salió de su casa con el hijo de su pareja, que tendría no más de ocho años. Fue del vecino, observó la situación y le tiró una piedra a la cámara de seguridad que registraba los movimientos del ingreso.
Cuando parecía que se había dado por vencido, dio marcha atrás y se acercó nuevamente con una gomera, apuntó y terminó rompiendo la cámara. Inmediatamente dejó de grabar y la imagen quedó en negro.
Sin embargo, no se percató que adentro de la vivienda también había otra cámara. El ladrón violentó la cerradura y logró ingresar. Lamentablemente, el pequeño fue testigo de cada movimiento.
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Días después, la Policía de Villa María realizó varios allanamientos hasta que finalmente quedó detenido. Allí solo pudieron recuperar algunas de las pertenencias robadas. Los vecinos de barrio San Nicolás de esa localidad están cansados y ya no saben cómo resguardarse de la inseguridad.