“Abrir la carpa, pensar que ese es tu consultorio y ver las montañas de frente no tiene precio”, describió Laura Moreno a su lugar de trabajo. La médica cordobesa presta servicios en el cerro Aconcagua, en el puesto sanitario más alto del mundo, a 5.600 metros.
La doctora explicó en Seguimos en El Doce que atienden al andinista que va a ascender, tanto al que busca hacer cumbre como el que llega para pasear pero que también está en modo ascenso.
Contó que asisten a los montañistas en “prevención, en asesoramiento para los planes de ascensos y en el control de patologías que puedan surgir o patologías de base que se descompensan por la altura”.
“Tenemos consultorios como en forma de domos, tenemos uno en Confluencia que está a 3.200 metros, uno en Plaza de Mulas que está a 4.300, uno en Plaza Argentina a 4.200 y el otro en Nido de Cóndores a 5.600 y es el más alto del mundo”, detalló.
Sobre las características del consultorio, indicó que “son todos domos equipados, autosuficientes, equipados con oxígeno y medicación para cualquier gravedad o incluso para patologías simples”.
Consultada por la preparación que se necesita para el trabajo en la alta montaña, comentó: “Somos humanos también, tenemos que aclimatarnos e iniciar gradualmente el ascenso”.
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“La idea es empezar por los consultorios más bajos e ir ascendiendo y la permanencia normalmente en Nido de Cóndores, como ya a partir de 5.500 metros el cuerpo no aclimata, no es más de cinco o seis días”, advirtió.
Moreno señaló que “las dos patologías más grandes” que se detectan en el cerro “son el edema agudo de pulmón por altura y el edema agudo cerebral también por altura”.
La médica admitió que interviene en situaciones cruciales en las que “hay que actuar rápido y adecuar todos los medios” con los que cuenta.
Preparación especial
Laura también se refirió a la preparación que se necesita para este trabajo. “La idea es empezar a cumplir las mismas reglas que les recomendamos a todos que es la buena hidratación y el ascenso progresivo”, destacó.
“Mientras estamos aclimatando tenemos que evitar los esfuerzos, mantenerse bien comido, reponer bien proteínas, siempre nos movemos”, recalcó. Y añadió: “No solo es estar en consultorio porque ahí es donde vemos los programados, sino que las llamadas de emergencia o accidentes durante el sendero implican salir rápido, meter el botiquín en la mochila y ascender lo que haga falta, a veces muchas horas”.
La doctora subrayó que siempre tienen que priorizar la protección personal. “En la cumbre hay una sensación térmica de -39° como hizo este año”, marcó.
Por otra parte, reconoció que incursionó en la medicina de alta montaña por pasión. “Ver la cumbre y esos paisajes a mi personalmente me llena. La montaña es algo que me gusta muchísimo y se comparte con los andinistas”, expresó.