Una cruel enfermedad cambió para siempre la vida de Johanna Watkins, que ya ni siquiera puede abrazar a su esposo Scott Watkins. El drama comenzó en 2012, justo antes de que se casaran. En ese entonces, la mujer era muy activa y trabajaba como maestra en Minnesota, Estados Unidos.
En un programa de televisión de Australia, el matrimonio contó que hubo algunas señales que los pusieron en alerta. De repente, Watkins tenía reacciones alérgicas al gluten, los lácteos y a otros alimentos comunes. En un principio pudieron sobrellevarlo con una dieta pero con el correr del tiempo todo se convirtió en riesgoso.
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Después de la boda, que fue en 2013, la salud de Johanna empeoró: su piel tenía erupciones, sufría migrañas y dolor de estómago. Ya en 2014, sin un diagnóstico claro, atravesó varias internaciones que la debilitaban.
En la tecla
Tras visitar cientos de especialistas dieron con el doctor Lawrence Afrin, un inmunólogo de la Universidad de Minnesota, que la diagnosticó con Mast Cell Activation Syndrome (MCAS). Según explicó el matrimonio a la BBC, se trata de una enfermedad progresiva que afecta al sistema inmunológico y sus propias células la atacan.
A la mujer oriunda de Estados Unidos le afectó de forma grave: no solo es alérgica a alimentos, sino también a la luz del sol, olores y hasta al contacto humano. Eso derivó en una alergia a su propio esposo.
“Nuestro matrimonio pasó de compartir la vida a intentar simplemente sobrevivir”, lamentó Scott sobre lo duros que son sus días.
Ante lo agudo que es su caso, Johanna debió aislarse en un sector de su casa con las ventanas cerradas y un sistema de ventilación. Su marido debió instalarse en el segundo piso para poder cuidarla pero sin tener contacto físico. Él es quien le cocina los dos platos que puede comer y también quien la ayuda con su rutina de cuidado corporal sin episodios de anafilaxia.
Separación física, cercanía emocional
El matrimonio no tiene dudas del amor que siente y por eso están dispuestos a sobrellevar esta durísima enfermedad. “Nos mantenemos conectados tanto como podemos”, aseguró Scott y relató que ven las mismas series a distancia y comentan los episodios o comparten momentos a través de una ventana.
“Su vida pende de un hilo y ella lo sabe”, comentó el hombre. Es que su esposa pesa 40 kilos y ya no puede caminar por sí sola y no hay ninguna medicina tradicional ni alternativa que pueda cambiar su realidad. Ambos siguen creyendo en la fe y el amor y eso los mantiene unidos.