Yaya tiene 84 años y una pasión por el baile que se le sale por los poros. Asiste religiosamente a clases de zumba una vez a la semana y eso le basta para “cargar combustible” al alma y contagiar a sus compañeras de menor edad.
“Toda la vida me gustó bailar y en este momento lo estoy logrando”, admitió a Mariano Cardarelli en la tercer entrega de “Nuevas Longevidades”, el ciclo de Noticiero Doce para resaltar las historias de vida que nos enseñan que la vejez es una cuestión muuuuy subjetiva.
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Todo comenzó cuando su hija la invitó a sumarse a las clases. “Le gusta tanto bailar que un día la invité. Ahora la busco y la traigo”, contó su hija, que tira los “pasos prohibidos” con su madre en un momento mágico de amor familiar.
La energía de Yaya es tan contagiosa que sus compañeras la admiran y dan un plus al ver que la octogenaria despliega diferentes pasos de baile con una concentración y coordinación envidiables.
“Es bueno para el cuerpo y para la memoria ya que tenés que recordar los pasos del profe. También sirve para la coordinación, para saber a dónde tenés que seguir. Me hace feliz hacer lo que ellas hacen”, remarcó, aunque reconoció que practica zumba una vez a la semana porque “ya no es una nena”.
Dentro de esa admiración grupal por Yaya, el profesor de la clase enfatizó en las buenas vibras que irradia la alumna estrella. “Ella genera entusiasmo, ganas de seguir adelante, de enfrentar a la vida, de ponerle pila. Por eso todos bailamos contentos”, reconoció.
Durante el móvil de Noticiero Doce los vítores y cantitos de cancha para demostrar la adoración grupal hacia la figura fueron el denominador común. Y hubo tiempo para un mensaje motivador que deja más de una enseñanza para los adultos mayores.
“No le tengan miedo al zumba, no es tan bravo. Es muy bueno, te ayuda a combatir la depresión, la soledad, te ayuda a seguir viviendo los pocos años que a uno le quedan”, sentenció Yaya y le siguió una sonora ovación.