Los olores fuertes que quedan en la cocina después de preparar ciertos platos suelen ser molestos y, en muchos casos, se expanden a toda la casa. Sin embargo, hay un producto casero, económico y fácil de conseguir que puede convertirse en un gran aliado para neutralizarlos: el vinagre blanco.
Este ingrediente, que se compra en cualquier supermercado a bajo costo, funciona como un neutralizador natural de olores. Tiene la capacidad para absorber y eliminar las partículas responsables de los aromas persistentes, en lugar de simplemente enmascararlos como un perfume de ambiente.
Cómo usarlo
Una de las formas más efectivas es colocar un recipiente con vinagre blanco en la cocina mientras se cocina o apenas después de hacerlo. También se puede hervir media taza de vinagre en una olla con agua durante unos minutos: el vapor ayuda a atrapar los olores y a dejarlos sin efecto.
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Otra opción es mezclarlo con bicarbonato de sodio, generando una reacción que potencia la eliminación de olores. Esa mezcla se puede usar para limpiar mesadas, tablas de cortar o utensilios que hayan quedado impregnados.

Ventajas frente a otros productos
A diferencia de los aerosoles perfumados, que solo disimulan los olores, el vinagre los neutraliza de raíz. Además, es seguro, no tóxico y puede emplearse tanto para el ambiente como para la limpieza de superficies.
Si bien el vinagre blanco es la opción más práctica, también se pueden usar otros recursos caseros: hervir cáscaras de cítricos (limón o naranja) para aromatizar el ambiente, o colocar un poco de café molido en un recipiente abierto para que absorba los malos olores.
Con estos métodos simples y accesibles, mantener la casa libre de los aromas que deja la cocina es mucho más fácil y económico.