La pava eléctrica es uno de los artefactos más usados en los hogares argentinos. Pero el hábito cotidiano de calentar agua para el mate, el té o el café puede esconder un riesgo si no se la limpia con frecuencia. La acumulación de sarro, bacterias y hongos en su interior no solo altera el sabor del agua, sino que puede afectar la salud digestiva y respiratoria, especialmente si los residuos minerales se combinan con humedad o restos orgánicos.
El sarro se forma cuando el agua contiene altos niveles de calcio y magnesio. Esas sales se adhieren a las paredes internas de la pava y, con el tiempo, generan una lámina que puede favorecer el desarrollo de microorganismos.
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Además, la presencia de ese residuo hace que el aparato trabaje más, consuma más energía y se sobrecaliente, acortando su vida útil.
Un método casero y seguro para eliminar el sarro es el vinagre blanco. Llená la pava con mitad de agua y mitad de vinagre, encendela y dejá que hierva. Luego apagá el aparato, esperá 15 minutos y enjuagá varias veces con agua limpia hasta que desaparezca el olor.
También podés usar jugo de limón o bicarbonato de sodio, que cumplen la misma función desinfectante y eliminan residuos minerales sin dañar los componentes.
Trucos para evitar la acumulación
Después de cada uso, vaciá completamente la pava y secá su interior. No la dejes con agua varios días, ya que la humedad constante favorece el crecimiento bacteriano. Usar agua filtrada o mineral ayuda a reducir el sarro, y hacer una limpieza preventiva con vinagre o limón una vez por semana es suficiente para mantenerla en condiciones.
Cuidar la higiene de la pava eléctrica es un gesto simple que protege la salud por lo que es fundamental evitar la proliferación de bacterias, conservar el sabor del agua y garantizar un mejor rendimiento del electrodoméstico.


