El cometa 3I/ATLAS se ha convertido en el gran enigma astronómico de 2025. Desde su descubrimiento en julio, el objeto captó la atención de la comunidad científica internacional por sus características atípicas y su comportamiento difícil de explicar bajo los parámetros convencionales.
El 29 de octubre, el cometa cruzó el perihelio —su punto más cercano al Sol—, y desde entonces su actividad ha cambiado de manera sorprendente. Las imágenes posteriores muestran una coma brillante y una cola de iones bien desarrollada, con una dinámica que evoluciona con rapidez.
La primera imagen óptica después de su paso por el Sol fue capturada el 31 de octubre por el astrónomo Qicheng Zhang, del Observatorio Lowell, utilizando el Telescopio Discovery. En tanto, nuevas observaciones del 11 de noviembre confirmaron que el 3I/ATLAS continúa mostrando un patrón inusual de aceleración y cambios en el brillo y color, sin causa gravitatoria aparente.
Estos fenómenos, junto con la baja presencia de agua, una doble cola y su coincidencia orbital con la zona de la histórica señal de radio “Wow!”, han disparado especulaciones. Algunos científicos, aunque con cautela, han comparado su comportamiento con el del objeto 1I/‘Oumuamua, cuya naturaleza aún genera debate entre astrónomos y teóricos.
El 3I/ATLAS es el tercer objeto interestelar detectado mientras atraviesa nuestro sistema solar, después de 1I/‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). Su nombre proviene del sistema de detección Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System (ATLAS), responsable de su hallazgo.
¿Cuándo podrá observarse?
Según la NASA, el cometa alcanzará su punto más cercano a la Tierra en diciembre de 2025, cuando se ubique a unos 270 millones de kilómetros (1,8 unidades astronómicas). A pesar de su aproximación, el organismo descartó cualquier riesgo de impacto, aclarando que el fenómeno solo representa una oportunidad excepcional para su estudio.
Mientras tanto, los astrónomos siguen atentos a su evolución. Para algunos, el 3I/ATLAS podría ayudar a entender mejor los procesos de formación estelar fuera del sistema solar; para otros, sus movimientos erráticos continúan alimentando hipótesis más misteriosas sobre su verdadero origen.