La calle principal de Los Cocos se llama Cecilia Grierson. Quien llegue al pueblo quizá lea el cartel sin saber ni imaginar la gran historia que hay detrás de ese nombre. Ella fue la primera médica de la Argentina y dejó en ese pueblo cordobés una huella real, profunda, nacida del compromiso y del trabajo.
Nacida en 1859, pionera en la ciencia, la educación y los derechos de las mujeres, Grierson dedicó su vida a abrir puertas que parecían clausuradas.
Su título de médica, todo un hito en la historia de Argentina, fue apenas el comienzo. Enseñó, investigó, impulsó leyes, defendió los derechos de las mujeres y fundó instituciones que aún hoy sostienen parte del sistema sanitario y educativo argentino. Su personalidad inquieta y activa y sus fuertes convicciones la llevaron a multiplicar espacios donde otros veían límites. En medio de esa vida intensa, hubo un capítulo serrano que pocas veces se cuenta.
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Los Cocos: el refugio que se convirtió en misión
Primero fue su lugar de veraneo y después, una vez retirada de la actividad científica, fue el lugar donde eligió vivir sus últimos años.
Lo que podría haber sido un simple descanso se transformó en un descubrimiento: las familias del lugar carecían de acceso a la educación básica.
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Fue entonces cuando tomó la decisión de fundar una escuela, sencilla, modesta, pero imprescindible. Para ella, la educación era la mejor herramienta para igualar y proyectar futuro. En Los Cocos, esa convicción se volvió acto: donó el terreno y levantó las paredes de la primera escuela primaria de ese pueblo. Es que ella ante todo, era coherente, el lema que adoptó toda su vida fue “res non verba”, “hechos, no palabras”.
Hoy, volver sobre su historia desde Córdoba es abrir un universo enorme a una figura muchas veces injustamente subvalorada. Y es reconocer que el legado de Cecilia Grierson está también en este lugar de las sierra, donde una mujer, adelantada a su tiempo, decidió sembrar futuro.
Grierson, una indiscutible referente.



