La relación de pareja había finalizado pero por cuestiones económicas seguían viviendo bajo el mismo techo. En ese contexto, el hombre de 41 años violó a la mujer (identificada como L.) en reiteradas ocasiones y terminó condenado por la Justicia de Córdoba.
El imputado recibió una pena de ocho años y dos meses de prisión en el juicio desarrollado en la Cámara Tercera del Crimen en la capital. Lo responsabilizaron por abuso sexual con acceso carnal, agravado por el grave daño en la salud mental de la víctima.
La sala unipersonal, presidida por el camarista Gustavo Ispani, determinó que de las pruebas reunidas en la causa “se desprende la falta de consentimiento de L. para los actos sexuales descriptos en el momento en que se desarrollaron los hechos”. De esa manera desestimó el principal argumento de la defensa.
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El juez recalcó en los fundamentos de la sentencia que el imputado aprovechó el “alto grado de indefensión de la víctima”. Por otra parte, sostuvo que “las relaciones sexuales entre ambos estaban viciadas por un contexto de violencia no sólo física, sino también psicológica y económica”.
Por otra parte, indicó que “como fruto de los abusos nacieron dos hijos que claramente la mujer no quería tener y con ello todo el daño físico, emocional y de libertad que le trajo aparejado”.
Ispani afirmó que la víctima no brindaba su consentimiento para tener relaciones sexuales con el acusado, aunque ocasionalmente durmieran en la misma habitación junto a sus hijos, porque no tenían posibilidades económicas de residir en casas separadas. “Lo único que los unía era el cuidado de sus hijos y la persistencia de las dificultades económicas”, apuntó.
Relación tirante
Antes de la denuncia la pareja había convivido varios años. Tuvieron siete hijos, de los cuales el acusado reconoció cinco, revelaron fuentes judiciales.
La relación entró en un contexto de violencia. El imputado quería que la mujer sólo se ocupara de la casa y el cuidado de los niños, mientras él gastaba el dinero en salidas y no aportaba a los gastos familiares.
En contra de la voluntad del hombre, la denunciante decidió empezar a trabajar en una pizzería e incluso inició un noviazgo con el dueño del comercio. No obstante, siguió viviendo bajo el mismo techo de su ex.
Durante la noche el imputado aprovechaba para mantener relaciones sexuales con su ex, cuando ella se encontraba “profundamente dormida”, señaló el camarista. “En algunas ocasiones la mujer se daba cuenta de las intenciones y lo ‘echaba’ pero a veces advertía el abuso una vez consumado”, se determinó en el juicio.
Los ataques sexuales se habrían producido entre enero de 2018 y septiembre de 2019 cuando lo denunciaron. El hombre fue detenido y el 29 de diciembre pasado le dictaron la condena.